Hay días así, en los que llamo y no hay respuesta, mando un mensaje y las dos rayitas indican que llegó, pero que no lo han leído, llamo a mi hijo y una nota dice que está en otra llamada, los otros amigos de mi pueblo se han quedado sin teléfono, llamé a mis padres y están comiendo; hay días así, en que uno no quiere beber ni comer solo; entonces la belleza del balcón no nos basta.
Solo queda la risa, una sonrisa compañera y solidaria, que me acompaña en la cama, se toma una infusión de hierbas aromáticas conmigo, a quien le cuento de mis planes de vida, me escucha y me cree.
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Juntos esperaremos el sueño, el otro "harto pana" de estos tiempos, que me dará una mano, en días como este.
Nota: Todas las fotos son propias.