Saludos a todos. Después de unos días de ausencia, he escrito este relato para ustedes. Deseo que sea del agrado de todos.
La casa grande
Alberto vivió toda su vida al lado de su madre, su única hermana se fue desde muy joven, y aunque venía unas dos veces al año, creció alejada de ellos, como si fuera un amigo de años.
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Aunque Alberto tuvo algunas novias no concretó nada con ninguna; ya jubilado salía muy poco, dejó de visitar a los amigos de siempre y a su casa, su casa grande y hermosa, con jardines exóticos y refrescantes, donde se reunían sus colegas a tomar y conversar, ya casi no venía nadie.
La casa era tan grande como hermosa, y requería de muchas horas de trabajo para su limpieza y mantenimiento, así que Alberto pasaba casi todo el día en eso, acomodando la cocina, podando el jardín, pasando el plumero a los libros; tanto él como su madre consagraron su vida a mantener viva su casa.
La muerte de su madre, de casi cien años, lo encontró envejecido y en bancarrota, su hermana había muerto hacía ya algún tiempo, ella había tenido un hijo, quien, a larga, sería el único heredero.
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A pesar del cansancio que sentía Alberto, se las arreglaba para mantener la casa en orden e impecable como en los mejores tiempos, le gustaba hacerlo, era como si ella fuera su amiga y compañera de vida.
Cuando su sobrino le dijo que tenían que vender esa casa, porque era muy costoso su mantenimiento, él lo entendió y hasta le dio la razón.
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Es de noche, Alberto está sentado en la mecedora que da al patio central, ve cómo los helechos gigantes lloran al rozar la tierra, los nísperos se abren frescos y perfumados ofreciendo su corazón, las sombras de los recuerdos bailan la música de la brisa que se hiere entre las rosas, el perro lo mira con un pequeño giro de la cabeza como preguntando qué pasa.
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Cierra los ojos y ve la cara sonriente de sus amigos en la sala, a su madre leyendo un libro. Abre los ojos y recuerda la conversación con su sobrino; el perro lo vuelve a mirar y mueve la cola. Se levanta de la mecedora, toma el teléfono y dice:
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-Mi vida es esta casa grande, no una celda pequeña y segura.
Todas las fotos son propias