🇪🇸 Mensaje diario de 5 minutos| Una picada menos • 🇬🇧 5 Minute Daily Message | One less bite

A Roberto nunca le gustaron los insectos… Bueno mas bien le parecían algo así como ¡BAH!, no eran amigos ni enemigos, para el simplemente estaban ahí, como el polvo o los autos. Hasta que un domingo, en un picnic con toda la familia, las hormigas lo marcaron para siempre. Habían puesto el mantel de cuadros rojos sobre el césped sin inspeccionar a profundidad el sitio, almohadones, sandwiches, termo, y en medio de todo eso… un caminito de hormigas. Nadie les dio importancia, hasta que, cinco minutos después, Roberto saltó dando un grito y sacudiéndose como loco. Le picaron cinco, justo en la pantorrilla. Mientras se rascaba como perro con garrapatas notó algo raro, había seis hormigas ¡SEIS!, pero solo cinco picadas. Y ahí, en medio de la picazón y el ardor dedujo que una no lo picó. No sabía cuál, obvio, no tenía manera de saberlo. Pero la idea de que una decidió no atacarlo le pareció… hermosa, imagínate lo desesperante de una picada más. Así que, sin querer, esa que no lo picó se convirtió en su hormiga favorita. Aunque nunca iba a saber cuál era, quizá para darle las gracias, jajajaja… Lo interesante es que ese fue el tema para filosofar el resto del día, a veces no se necesita un nombre, ni caras, ni certezas, basta con saber que entre todo lo que te hace daño, hay algo o alguien que decide no hacerlo. Y eso, es suficiente.

Roberto never liked insects...

Well, more like, "BAH!" they weren't friends or enemies; to him, they were just there, like dust or cars.

Until one Sunday, at a picnic with the whole family, the ants marked him forever.

They'd laid out the red-checkered tablecloth on the grass without thoroughly inspecting the place, pillows, sandwiches, a thermos, and in the middle of it all… a trail of ants. No one paid any attention to them, until, five minutes later, Roberto jumped up, screaming and shaking like crazy.

Five of them bit him, right on his calf.

While he was scratching himself like a dog with ticks, he noticed something strange: there were six ants! SIX! But only five had bitten him.

And there, amid the itching and burning, he deduced that one hadn't bitten him.

He didn't know which one, obviously; he had no way of knowing. But the idea that one had decided not to attack him seemed… beautiful; imagine how desperate one more bite would be.

So, unwittingly, the one that hadn't bitten him became his favorite ant. Although I would never know what it was, maybe to thank him, hahaha…

The interesting thing is that this was the topic I philosophized about for the rest of the day. Sometimes you don't need a name, or faces, or certainties; it's enough to know that among all the things that hurt you, there's something or someone who chooses not to do it.

And that's enough.