🇪🇸 Mensaje diario de 5 minutos| Un acto de valientes • 🇬🇧 5 Minute Daily Message | An act of bravery

Era el partido más esperado del año… La final del torneo escolar, se escuchaban los gritos de las barras, las mamás sentadas bajo las sombrillas y los papás con los celulares grabando las mejores jugadas, el marcador iba 1 a 1 y solo quedaban dos minutos. Entonces enviaron el centro, Matías saltó, cerró los ojos, sintió el balón viniendo hacia él… y lo empujó con la mano. **¡GOOOOOOOOOLLLLLL!**.... Gritaron todos. Hasta él gritó, todo el equipo corrió a abrazarlo mientras el árbitro pitaba el gol y el entrenador aplaudía como loco. Pero él… sintió que no estaba bien. Sabía perfectamente que lo había metido con la mano. Sí, claro que pensó en quedarse callado, total, nadie lo había visto. Ese era su momento, iban a ganar por ese golazo. Pero entre los abrazos y la celebración, miró al portero rival, tenía la cara roja y los ojos llenos de rabia, como si supiera lo que había hecho. Matías se acercó al árbitro y le dijo: No vale… fue con la mano. El árbitro lo miró como si no entendiera. No fue gol porque la metí con la mano. Se hizo un silencio rarísimo y el gol se anuló. No hubo penal, ni repetición, ni nada, solo el silbato final, y perdieron el partido por goles en contra. Cuando ya se iba, su entrenador se acercó, sonrió, le dio una palmada en la espalda y le dijo: **Eso fue de valientes.** Matías no ganó el partido, pero desde ese día, cada vez que alguien dudaba, el profe decía: pregúntenle a Matías. Porque cuando eres capaz de decir la verdad incluso si te cuesta perder… el mundo cree en ti.

It was the most anticipated game of the year…

The final of the school tournament. The cheers of the fans could be heard, moms sitting under umbrellas, and dads with their cell phones recording the best plays. The score was 1-1, and there were only two minutes left.

Then they sent the cross. Matías jumped, closed his eyes, felt the ball coming toward him… and pushed it with his hand.

GOOOOOOOOOLLLLLL!.... Everyone shouted.

Even he screamed, the whole team ran to hug him as the referee blew his whistle and the coach applauded like crazy.

But he... felt it wasn't right.

He knew perfectly well he'd put it in with his hand. Yes, of course he thought about staying quiet, after all, no one had seen him. This was his moment; they were going to win with that great goal.

But between the hugs and the celebration, he looked at the opposing goalkeeper, his face red and his eyes full of rage, as if he knew what he'd done.

Matías approached the referee and said, "It's not fair... it was with my hand."

The referee looked at him as if he didn't understand.

It wasn't a goal because I put it in with my hand.

There was a strange silence, and the goal was disallowed. There was no penalty, no replay, nothing, just the final whistle, and they lost the game on goals conceded.

As he was leaving, his coach approached, smiled, patted him on the back, and said:

That was brave.

Matías didn't win the game, but from that day on, whenever anyone had doubts, the coach would say: ask Matías.

Because when you're able to tell the truth, even if it costs you to lose... the world believes in you.