🇪🇸 Mensaje diario de 5 minutos| El camión del abuelo • 🇬🇧 5 Minute Daily Message | Grandpa's truck

A nadie le gustaba el camión de mi abuelo. Era muy grande, feo y hacía un escándalo horrible cada vez que lo prendían, además, la humareda que salía del escape era escandalosa, tenía la pintura descascarada y una puerta que se abría si le pegabas con la rodilla cerca de la cerradura. Para todo el barrio era una gran molestia, pero para Julián ese camión era casi sagrado. Lo conocía desde que era chiquitico, ese camión había sido de su abuelo desde que el tenia memoria, se trepaba a la cabina cuando ni le llegaba al parachoques y pasaba horas ahí, sentado junto a su abuelo, sosteniéndole el termo de café y escuchando las historias, que a veces parecían inventadas, pero que él igual se creía. Con ese camión habían ido al río, al campo, incluso ahí dormía cada vez que acompañaba a su abuelo a vender verduras en el pueblo. El abuelo decía que su camión era parte de la familia, y Julián sabía perfectamente a que se refería. Con los años, el abuelo se enfermó y el camión quedó estacionado bajo un árbol en el patio de la casa, poco a poco se fue llenando de polvo, de hojas secas y de los típicos comentarios, ¿Por qué no lo vendes?, Eso ya no sirve ni de chatarra. Pero Julián prefirió conservarlo, y ahora, que él no esta, suele sentarse donde siempre y ahí, en silencio, escucha la voz profunda de su abuelo contándole otra historia increíble. El camión sigue siendo feo, ruidoso y viejo, pero le recuerda que muchas cosas no valen por lo que son… **sino por lo que significan para nosotros.**

Nobody liked my grandfather's truck.

It was very big, ugly, and made a horrible racket every time they started it. The smoke coming out of the exhaust was outrageous, the paint was peeling, and the door opened if you hit it with your knee near the lock.

It was a huge nuisance to the entire neighborhood, but to Julián, the truck was almost sacred.

He'd known him since he was little. That truck had belonged to his grandfather for as long as he could remember. He'd climb into the cab when he couldn't even reach the bumper and spend hours there, sitting next to his grandfather, holding his thermos of coffee and listening to the stories, which sometimes seemed made up, but which he still believed.

They'd used that truck to go to the river, to the fields, and he'd even sleep there whenever he went with his grandfather to sell vegetables in town.

Grandpa said his truck was part of the family, and Julián knew exactly what he meant.

Over the years, Grandpa got sick, and the truck was parked under a tree in the backyard. Little by little, it filled with dust, dried leaves, and the typical comments, "Why don't you sell it?" "That's no good even for scrap."

But Julián preferred to keep it, and now that he's gone, he sits where he always does, silently listening to his grandfather's deep voice telling him another incredible story.

The truck is still ugly, noisy, and old, but it reminds her that many things aren't worth what they are... but what they mean to us.