Saludos, compañeros de viaje.
Antes que nada, felicito a los amigos de la comunidad #Literatos por darnos la oportunidad de desarrollar relatos sobre la magia de la época más hermosa del año, la Navidad.
Con este relato participo en el [Concurso de cuento navideño para niños](https://hive.blog/hive-179291/@es-literatos/concurso-de-cuento-navideno-para-ninos), organizado por ellos. Les deseo el mayor de los éxitos.
Espero que mi texto sea de su agrado.
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[Fuente](https://pixabay.com/es/photos/navidad-de-ni%c3%b1o-chico-regalos-3027730/)
El niño que llegó con la Navidad
Como un hermoso regalo navideño para su familia, Reynold nació un 25 de diciembre. Desde que se decora la casa hasta su cumpleaños, si se porta bien, Santa le deja un caramelo bajo el árbol navideño, indicándole que está vigilándolo; si se porta mal no recibe nada. Cuando cumplió 6 años despertó, salió corriendo hacia el árbol para abrir sus regalos por partida doble y arrodillado los abrió desesperadamente. Entre otros obsequios, un video juego, dos Transformers, un Lego Ninjago, un Batman desarmable destacaron ante sus impresionados ojos: adora todo lo desarmable que se pueda transformar en otro juguete. Dio gritos de alegría: fueron muy buenos sus regalos. Repasando los envoltorios, encontró uno sin abrir. Quiso tomarlo pero el regalo se movió, alejándose de él. “¡Vestikitikitiki, por fin Santa me trajo un cachorrito!” se dijo contento. “Es raro, mami dijo que no podíamos tenerlo porque la casa es pequeña...”, dudó. Intentó nuevamente pero fue en vano. Se levantó para agarrarlo mejor y falló: el regalo no se dejó atrapar. Lo persiguió por la sala. Agotado llamó a sus padres quienes, muy cansados por la celebrada Noche Buena, no entendían nada.  [Fuente](https://pixabay.com/es/photos/mu%c3%b1eca-diablillo-ni%c3%b1os-enanos-2991355/) Cuando ya no pudo perseguir más a su cachorro se echó en el piso, vencido. Mágicamente, la cajita se abrió sola. De ella se asomó un duendecillo que le habló. Era idéntico a los que cuelgan en su árbol, vestido con colores navideños. Reynold estaba maravillado. Pensó: “¡Este sí es un regalo extraordinario!” “¿Quién eres?”, le preguntó. El duende respondió: “Soy tu amigo. Estoy contigo desde que naciste.” El niño no podía creer aquello y se rio. “Mentira”, le dijo, “nunca te he visto. Anda, dime tu nombre. ¿Funcionas con baterías o con corriente?” El duende lo invitó a meterse con él en la caja. Reynold vio su panza. Dijo “Estoy muy gordito, no entro allí.” El duende se carcajeó. “Yo también”, lo miró fijamente a los ojos y estiró su manita. Llegaron a una mágica fábrica de juguetes. Había muchos desarmables, modelos viejos y nuevos. Pasaban frente a él y se transformaban ante sus ojos. Allí vio a sus Transformers preferidos, algunos de los que ya no estaban en casa porque se habían roto de tanto uso. Los nuevos le parecían extraordinarios. Por petición del duende ayudó a construir un juguete nuevo. Con agilidad, tomó varias piezas arrinconadas de modelos en desuso y las juntó con algunas nuevas. Lo hizo con tal rapidez que todos los duendecillos quedaron asombrados, porque además usó piezas aparentemente inservibles. Él les dijo: “Es que mi papi me enseña a reciclar.” Uno de ellos dijo: “Este será el modelo de fin de año. Y lo llamaremos ***Transformer R6***, en honor a tu nombre y a tu edad. Eres uno de nosotros.”  [Fuente](https://pixabay.com/es/photos/dulces-dulces-hechos-a-mano-tratar-295599/) Reynold estaba tan feliz, tan contento, que no se percató de cómo había vuelto a estar bajo su árbol de navidad. Allí, ya no estaba la cajita caminante pero sí muchos caramelos. Entendió que se había portado muy bien en el mundo mágico.¡Gracias por leerme y dejar sus comentarios!
Fuente:, imagen editada en Paint