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Blame.
The blame arrived, as everything in this life arrives, and it arrived lightly, almost in a whisper, lightly but steadily. The blame didn't arrive all at once. For a few days, the blame grew, steadily growing, slowly slipping in hourly like a thin shadow between the days. The blame arrived patiently. At first, I didn't identify the blame; I thought it was simply anger. Then, for a moment, I thought it was just sadness, but in the end, I had to surrender to the truth: it was BLAME. And the blame had a face, my brother's face.
My brother's name is, was, was Ivan... We grew up together, always together, and we shared everything like good brothers. Our parents taught us to be one from a young age: toys, secrets, silences were the same for both of us. A childhood lived in two identical halves. He was always the bravest, the one who jumped the furthest, the one who fell asleep last, and above all, the one who lied for me, both at school, with our friends, and at home with our family. He was always willing to give his all for me, to put himself in the middle to keep me in a safe place. I was the one who wrote, the one who forged our parents' signatures, the one who did all the homework for both of us, and the one with whom he traded tests to get a good grade in class.
The blame started with Clara's look. It didn't require kisses or caresses, just glances; there were no promises made or broken. The look lasted barely half a second, but it changed everything.
Her name was Clara, and she was Iván's girlfriend, my brother. Clara was one of those girls who had an overwhelming need to be the center of attention wherever she went. She laughed out loud, and when she laughed, it seemed the world stopped to listen to her. It only took a second for me, after that glance and hearing Iván's voice speaking from the kitchen, to know something wasn't right with Clara. For a moment, a few minutes, nothing came out of my mouth or Clara's, but a feeling was already forming inside me: BLAME, and I let the blame begin to grow.
Weeks passed, and she began to seek me out while I ran from her and from my feelings, which I didn't know, couldn't understand. First, Clara came to me with excuses, a book, a song, a poem, asking me to smell her perfume while she placed it around her neck. Then, she simply came without any excuse, and I was weak, in love with love, and I let her in. There was no physical betrayal, but there was an emotional one. Deep down, I was a traitor, a liar, and a blamed person, and that hurts more. BLAME.
I can't sleep, blame wakes me up, I told her.
"You're a coward," she replied. "You can't pretend with me, it's you."
"But at what price?" I said through my teeth.
Iván found out the way lies are found, through a phone message. There was no fight, no shouting, as if he'd always known or suspected. I, on the other hand, wanted his fury; I wanted him to hit me in the face. But his look was only disappointment, and not exactly because of Clara, but because of me.
"I thought you were different," he said and left.
The blame grew stronger than ever, a rabid, ferocious animal that devoured my insides from the inside out. I walked away from Clara, and my brother walked away from me. I walked away from everyone. My mom called, asking about me, about my health, and if I'd spoken to Iván. One day Ivan returned, he returned, not to stay, only to collect what was left of him, the physical, the emotional, there was nothing left in his house. I couldn't hide my blame, and it was reflected in my eyes as I followed him as he threw figurines, books, and music records into boxes. It's been five years since I last saw my brother. I saw him from afar, he extended a hand and nodded politely. He was walking with his wife and my nephew, whom I've never met. I walked hand in hand, carrying only my blame.
I would like to have my brother back, I would like to meet my nephew, but I've always been the coward of the two of us. But I don't understand how to make the blame disappear, I don't understand how to mend a heart and regain lost trust. It's just me and BLAME.
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The Inkwell Fiction Prompt #237 ▶ https://ecency.com/category/@theinkwell/the-inkwell-fiction-prompt-237
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Culpa.
La culpa llegó, como llega todo en esta vida, y llegó de una forma ligera, casi en un susurro, ligera pero constante, la culpa no llegó de golpe. Durante unos días la culpa creció, creció de manera constante, se deslizaba lentamente a cada hora como una fina sombra entre los días, la culpa llegó con paciencia. Al principio no identifiqué la culpa, creía que era simplemente enojo, luego por un momento creí que solo era tristeza, pero al final tuve que rendirme ante la verdad: era CULPA. Y la culpa tenía rostro, el rostro de mi hermano.
Mi hermano se llama, llamaba, llama Iván... Crecimos juntos, siempre juntos y lo compartíamos todo como buenos hermanos, nuestros padres nos enseñaron a ser solo uno desde pequeños: juguetes, secretos, silencios, eran los mismos para los dos. Una infancia vivida en dos mitades idénticas. Él siempre fue el más valiente, el que saltaba más distancia, el que se dormía de último y sobre todo el que mentía por mí, tanto en la escuela, con nuestros amigos, en la casa con la familia. Siempre estaba dispuesto a darlo todo por mí, a ponerse en medio para mantenerme en el lugar seguro. Yo era el que escribía, el que falsificaba la firma de nuestros padres, el que hacía toda la tarea por los dos y con quien intercambiaba exámenes para salir con buena nota en clases.
La culpa empezó con la mirada de Clara, no necesitó besos ni caricias, solo miradas, no hubo promesas ni hechas ni rotas. La mirada duró apenas medio segundo pero lo cambió todo.
Ella se llamaba Clara y era la novia de Iván, mi hermano, Clara era de esas chicas que tienen la imperiosa necesidad de ser el centro de atención donde quiera que llegue, reía en voz alta y cuando reía parecía que el mundo se detenía para escucharla. A mí me bastó un segundo después de la mirada y de escuchar la voz de Iván hablando desde la cocina para saber que algo no estaba bien con Clara, por un momento, unos minutos no se escuchaba nada de mi boca ni la de Clara, pero ya estaba naciendo un sentimiento en mí: CULPA y dejé entonces que la culpa comenzara a crecer.
Las semanas pasaron y ella empezó a buscarme mientras yo huía de ella y de mis sentimientos que no los conocía, no los podía comprender. Primero Clara llegaba a mí con excusas, un libro, una canción, un poema, me pedía que oliera sus perfumes mientras lo ponía en su cuello. Luego simplemente llegaba sin excusa alguna y yo era débil, enamorado del amor, y la dejé entrar. No hubo traición física pero sí emocional, en el fondo era un traidor, un mentiroso y un culpable, y eso duele más. La CULPA.
No puedo dormir, la culpa me despierta-le dije
Eres un cobarde-me respondió-Conmigo no puedes fingir, eres tú
Pero ¿a qué precio?-dije entre mis dientes.
Iván lo descubrió como se descubren las mentiras, a través de un mensaje telefónico, no hubo pelea, no hubo gritos, como si siempre lo hubiese sabido o sospechado. Yo en cambio quería su furia, quería que me golpeara en el rostro. Pero su mirada era solo de decepción y no precisamente por Clara, por mí.
Pensé que eras distinto-dijo y se fue.
La culpa creció más fuerte que nunca y era un animal rabioso y feroz que devoraba por dentro de mi piel mis entrañas. Me alejé de Clara y mi hermano se alejó de mí, me alejé de todos, mi mamá llamaba preguntando por mí, por mi salud y si había hablado con Iván. Un día Iván regresó, regresó para no quedarse, solo para recoger lo que quedaba de él, lo físico, de lo emocional ya no quedaba nada en su casa. Mi culpa no la podía esconder y se reflejaba en mis ojos mientras lo seguía con la mirada y él echaba en cajas figuritas, libros y discos de música. Han pasado 5 años desde la última vez que vi a mi hermano, lo vi de lejos, extendió una mano y por cortesía me saludó con un gesto de la cabeza, caminaba junto a su esposa y mi sobrino que nunca he conocido, yo andaba de la mano solo con mi culpa.
Quisiera recobrar a mi hermano, quisiera conocer a mi sobrino, pero siempre he sido el cobarde de los dos, pero no entiendo cómo hacer desaparecer la culpa, no entiendo cómo reparar un corazón y recobrar una confianza perdida. Solo somos yo y CULPA.
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The Inkwell Fiction Prompt #237 ▶ https://ecency.com/category/@theinkwell/the-inkwell-fiction-prompt-237
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