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✦ I missed the boat ✦
I'd had my email open on my personal computer for hours. The first thing I did when I got to the office was check it. The attachment was ready, I knew it by the green color of the icon next to the white envelope, and all I needed to do was drag my mouse to the SEND button. Instead, something made me not act, and I simply stared at the screen and reread the email, checking every word, every sentence, as if with those extra revisions I could make it totally perfect, totally professional.
So I continued, changing words in the email that were already fine, changing introductions, adding ideas, checking and checking grammar and spelling. I fell into a kind of limbo, where time passed but I believed my email wasn't ready to send. Until exactly 4:05 pm, I received the notification:
Thank you all for your proposals. The deadline has closed.
My skin froze, I almost fainted when I read those words on my screen. I had spent weeks working on that project, and on the accompanying documentation, and I lost it all. All because I didn't hit the SUBMIT button in time, all because I sought a perfection that didn't exist. I had missed my boat.
The next day, I listened to everyone in the office exulting with excitement. My friend María happily recounted how her project had been chosen to be implemented. Of course, I was happy with the outcome, but it was a bittersweet joy. My friend was very good, but she knew my project was more complete. Even she knew it, as she approached me to speak and question me:
"Didn't you submit it?" she said. "Not in time," I replied, without excuses. "But I'm very happy that it's yours, the selected project."
I spent the rest of the day feeling extremely sad and melancholic. I nodded and smiled only out of obligation, but inside I kept telling myself that I had missed my chance, I had missed the boat. Out of waiting and perfection, I had let an opportunity slip away, and I couldn't forgive myself for that.
There was no more drama, nor were there a single tear, just a long, awkward silence knowing I was the only one to blame, and that weighed on my chest more than any defeat.
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Creative Nonfiction Prompt #157 ▶ https://ecency.com/category/@theinkwell/creative-nonfiction-prompt-157
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✦ Perdí el bote ✦
Llevaba horas con el correo abierto en mi computadora personal, desde que llegué a la oficina fue lo primero que hice, revisar el correo. El archivo adjunto estaba listo, lo sabía por el color verde del icono que acompañaba al sobre blanco, y de mi parte solo faltaba, arrastrar mi mouse hasta el botón ENVIAR, en cambio algo me hizo no actuar, y simplemente me quedé a mirar la pantalla, y volví a leer el correo revisando uno tras otra cada palabra, cada frase, como si en esas revisiones extras al correo pudiera hacerlo totalmente perfecto, totalmente profesional.
Así estuve, cambiando palabras del correo que ya estaban bien, cambiando introducciones, agregando ideas, revisando y revisando gramática y ortografía. Caí en una especie de limbo, donde el tiempo pasaba pero yo creía que mi correo no estaba listo para enviar. Hasta que exactamente a las 4:05 pm recibí la notificación:
-Gracias a todos por sus propuestas. El plazo ha cerrado.
Mi piel se heló, casi me desmayó al leer esas palabras en mi pantalla, me había pasado semanas trabajando en ese proyecto, y en la documentación que lo acompañaba y lo perdí todo, todo por no tocar el botón de ENVIAR a tiempo, todo por buscar una perfección que no existía. Había perdido mi barco.
El día siguiente escuché a todos con gran algarabía dentro de la oficina, mi amiga María contaba alegremente como su proyecto había sido el elegido para ser implementado. Por supuesto que me alegré por su resultado pero fue una alegría agridulce, mi amiga era muy buena pero sabía que mi proyecto estaba más completo, incluso ella lo sabía ya que se acercó a mi a hablarme y cuestionarme:
-¿No lo mandaste?-me dijo -No a tiempo-le respondí, sin excusas-Pero estoy muy alegre de que sea el tuyo, el proyecto seleccionado.
El resto del día me lo pasé con una tristeza y melancolía enorme, asentía y sonreía solo por compromiso pero por dentro solo repetía que había perdido mi oportunidad, había perdido el bote. Por espera y perfección dejé ir una oportunidad y eso no me lo perdonaba.
No hubo más drama y tampoco hubo ni una sola lágrima, solo mucho silencio incómodo de saber que yo era el único culpable y eso pesaba en mi pecho más que cualquier derrota.
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