He crecido en una familia de lectores, por lo que siempre estuve acostumbrada a tener en mi casa una biblioteca gigante llena de libros leídos y por leer y, como es natural, toda mi vida me fue transmitida la regla de que los libros son un tesoro, algo muy valioso, y que por lo tanto había que cuidarlos en la mayor medida de lo posible: tocar las páginas cuidadosamente y no doblar demasiado el lomo porque si no queda una horrible marca que no desaparecerá jamás.
Pero...¿Cómo se supone que vamos a disfrutar un libro, si no podemos sentirlo?

Parte de la experiencia de leer un libro en físico pasa por las sensaciones físicas que nos deja el hecho de estar en contacto con él y la historia que contiene: el olor de su portada, la textura y grosor de sus páginas, el ruido que hacen las hojas al pasarlas, etc. Desde mi punto de vista, si no pasas por la experimentación de estas sensaciones en carne propia, entonces nunca has leído realmente un libro en físico.
Además, un libro lleva parte de nosotros impreso en él. Por ejemplo, tengo un ejemplar de Harry Potter (yes, again) y la Cámara Secreta que tiene la portada un poco descuidada en las esquinas, varias páginas dobladas por las esquinas con frases que me gustaron y además las hojas un poco arrugadas debido a que un día me lo llevé a la piscina y, pues... se mojó un poco. Pero... ¿qué importa? Si al fin y al cabo pasé un rato bastante chévere bajo el sol leyendo ese excelente libro, y el hecho de que se haya mojado o doblado no impidió que lo disfrutara de la misma forma que si estuviese como nuevo.

Para mí, cuidar los libros es mucho más que velar por que se mantengan bonitos y derechitos, o impedir que se ensucien: se trata de hacerlos nuestros, verlos como espejos que reflejan lo que nos gusta y lo que somos.
¿Qué opinan sobre esto de que "los libros hay que cuidarlos"? ¿Alguna vez les pasó algo parecido a mi "accidente" con el libro de Harry Potter? ¡Cuéntenmelo en los comentarios!
