Pintura: Clare Elsaesser
Ofrenda
Sin querer, te debo todo lo que he prometido Has descubierto mi borde más puro Todo lo que temo, también lo debo Todo lo que llevo, en algún momento tomará otro rumbo y dejará de abrigarme.
Tengo culpa por la culpa Tengo una prisión de imágenes por revelar Tengo tantos mares por recorrer, que te debo hasta el llanto de las olas Te debo el boceto de mi sonrisa Y también el más fuerte de los abrazos que muere en cada paso que doy y no estás tú
A ti, que desde la distancia me observas A ti, que me enseñaste a observa el trabajo de las hormigas
[Valentía y esfuerzo, también te lo debo a ti]
Me enseñaste a mantener la calma dentro del tétrico llanto Me diste la claridad de los manantiales para comprender que por más frío que esté el hielo volverá a ser agua
[Y tu corazón seguirá frío]
Y yo seguiré queriéndote e imaginándote Y tu corazón seguirá custodiándome como una voz celestial como una melodía sagrada
Razón tiene Edda Armas al decir que «La fugacidad de lo irrepetible es otra marejada»
Te ofrezco el permanecer La casa que no hay El perdón El arrepentimiento La intriga que aprendí de ti, también te la ofrezco te ofrezco la inocencia que conservo con tanto silencio el mañana y siempre que no cumpliste y la libertad que todos merecemos
y que tanto añoramos.
Este poema fue publicado en Digopalabra.