Las cosas cambiaron cuando Diego le comenta a Vivi algo que dejó caer su mundo, él, el dueño de sus sueños, de sus ideas, de su existencia diaria, tenía a alguien más...

Ocho meses después vuelven a encontrarse, esa pausa en sus vidas dejó crecer el amor, enseñando a Vivi que para amar no hay que dominar, no hay que controlar, ni mucho menos poseer. Él la visita en su núcleo de facultad, se reencuentran y por primera vez en mucho tiempo, Vivi siente algo en el pecho, esta vez sabe bien que no son nervios, sino emoción y ansias.
Así continúan su conversación, ahora si están libres para quererse, cuando al final logran acordar volverse a ver se despiden con el más cálido beso que alguien haya recibido alguna vez, en él desaparecieron las dudas, las malas ideas y la desconfianza, Diego parte y deja a la niña sin hambre o ganas de verlo partir.
Esa tarde, Vivi iba camino a casa y pierde su teléfono en manos de la delincuencia, desesperada como puede logra llegar a casa, luego de eso no vuelve a tener ningún contacto con su chico soñado. Llora por las noches varios días, lo extraña, siente que su alma se fue con él y su cuerpo ya no le obedece, todo se concentra en sus ojos llorosos y sus dolores de cabeza.

Decide tomar cartas en el asunto y lo busca en la universidad:
Primera vez, caminar por todos lados, sin resultados...
Segundo día, pedir ayuda a sus amigas, preguntar, caminar, buscar, esperar, buscar, seguir preguntando, de nuevo sin resultados.
Sin nada más que hacer, sigue con sus actividades, meses van y meses vienen, los exámenes siguen y pensar en él se hizo costumbre, extrañarlo es inminente, aprendió a quererlo sin verlo, sin besarlo, sin tocar su rostro antes de partir.
Vivi sigue igual, de su Quijote nada sabe Dulcinea, hasta que un día, sin más, recibe una llamada de un número que no conoce, al contestar se da cuenta que conoce esa voz, ¡¡¡¡sí!!!! ¡Era Diego! Su felicidad se hizo presente, su alma vuelve a verla con ojos de filosofa pura.

Cuando se ven, después de tanto tiempo (siete meses) Diego le cuenta por todo lo que tuvo que pasar para volver a conseguir su número de teléfono, aunque parezca mentira, Diego la buscó y buscó, preguntó a sus amigos en común y nadie tenía su dirección o redes sociales, en la universidad fue a buscarla y nunca la vio donde él pensó que estaría, sus oídos atentos le decían a sus ojitos que no lloraran, ella luchaba por no claudicar ante tales palabras, en medio de la conversación, mientras ella le atendía con cierta sumisión, de repente posa sus manos en su rostro, la acerca a él y la besa, un beso con sabor a "te extrañé” ,con sabor a "te busqué con desesperación" le hace saber que ahora si el destino era parte de su historia y no querían separarse nunca más, un café juntos era religión, compartir libros y besos era mejor que cualquier otra cosa en el mundo, su entrega era más que carnal, era celestial, veían las estrellas sin necesidad de salir de su habitación, todo sigue en camino y su historia aún no termina♡.

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