A modo de introducción, podría intentar responder ¿quién soy yo?, pero contestar esa pregunta es como intentar explicar un poema, no tiene sentido. Es una pregunta trampa, algo que nunca terminamos de responder, una fotografía que se revela con el tiempo.
Decidí abrirme este blog porque necesitaba un espacio para compartir información sobre las cosas que me gustan. Quiero compartir aquellas cosas que toquen mis fibras sensibles: fotografía, cine, literatura (arte y humanidades en general). Estoy en otras redes sociales, pero una amiga (@andreadanielas) me habló de steemit y me di cuenta de que esta es la plataforma ideal.
Hace unas semanas un amigo me retó en Facebook, decidí esperar. Guardé mis ideas para lanzarme al agua en steemit. Aquí van las 10 cosas que nadie sabe de mí:
- Mi primer nombre es Beatriz, pero prefiero que me llamen Fernanda.
Mi mamá y yo somos tocayas, por eso mi familia me llama Fer. Fuera de casa, lo usual es que la gente me conozca como Beatriz, es lo primero que leen en las listas y documentos, es lo convencional. Solía sentir que Fernanda era mi alter-ego. Mi segundo nombre no solo me hace sentir en casa, me permite diferenciarme. Parece una tontería, pero a nivel psíquico es algo significativo para mí. Me permite distinguirme, construir mi propia identidad.
Por esa razón, desde hace un tiempo cada vez que me presento, lo digo: Mi nombre es Beatriz, pero prefiero que me llamen Fernanda.
- No sé qué quiero hacer con mi vida.
Tengo 22 años y estoy culminando mi pregrado en Comunicación social. No me gusta esta carrera. Me arrepiento de no haberla abandonado en los primeros semestres. Durante un par de años estudié dos carreras al mismo tiempo, pero múltiples problemas me llevaron a congelar mis estudios en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela y espero terminarla en un futuro.
La gente que sabe esto asevera que seré periodista, escritora, fotógrafa... empiezan a elucubrar mi futuro. Pero sinceramente, no tengo idea de qué voy a hacer con mi vida.
- La historia de mi cámara.
Cuando tenía 15 años y estábamos de vacaciones, mi mejor amiga me invitó una tarde a la piscina de su edificio. Pasamos por Farmatodo para comprar protector solar, en ese entonces todavía vendían cámaras desechables de Kodak.
Mi mamá me la compró. Después de divertirnos esa tarde y revelar las fotos, me di cuenta de que quería una cámara (compacta) a prueba de agua. Ahorré durante tres años, pero siempre se me descompletaba el dinero. Con el tiempo, fui madurando la idea e intuía que la fotografía me iba a gustar. En Fotoarte http://www.laescuelafotoarte.com/ me recomendaron algunos modelos y finalmente a los 17 logré comprarme una cámara semiprofesional.
La cámara llegó justamente cuando me gradué de bachiller. Desde entonces he hecho varios talleres. Algunos me los regaló mi mamá y otros los pagué yo. Procuro ser lo más independiente que puedo en materia económica, por ende he pasado algunos períodos sin hacer cursos. Actualmente estoy aprovechando una beca, ya les contaré sobre este curso soñado...
Mi intuición no falló, valió la pena la inversión. La fotografía ha sido una puerta hacia mí misma y también me ha permitido conocer a personas muy especiales. Soy fotógrafa amateur (odio que me digan profesional porque no lo soy, me queda mucho camino por recorrer, siento que esa palabra me queda grande). En realidad, me genera mucha ansiedad trabajar como fotógrafa, no lo disfruto. Prefiero prescindir de esa labor y desarrollar proyectos personales.
- Amo el agua.
No sé el porqué, solo puedo explicarlo con un verso de Hanni Ossott:
Y yo les sugiero que se vayan a la mar/ -a la playa/ para limpiarse la mente y el corazón.
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Fui una niña solitaria, no tenía amigos ni primos coetáneos. Por eso adoro a mis amigos, cultivo y cuido mis vínculos.
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Para mí regalar es un arte. Preparar un regalo me hace inmensamente feliz, sobre todo, si lo hago con mis manos. Es mucho más que dar algo material, más allá del objeto y la compra. Considero que para hacer un buen regalo no necesitamos mucho dinero ni ponernos románticos. No es una cuestión material, es un valor simbólico. Tiene que ser algo útil, que la otra persona necesite. Solo requiere atención, escuchar y pensar qué le gusta, qué quiere el otro, qué necesita y resolverlo de una forma creativa.
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Si pudiese volver a nacer...
Soy una bailarina frustrada. Por eso me hace tan feliz fotografiar la danza. Esta fotografía data del 2016, es un performance del Taller de Danza Experimental Pisorrojo en la Galería Universitaria (UCV), bajo la dirección de Carlos Penso. La intérprete es Gabriela Cárdenas. Pueden ver el resto del registro en mi instagram (pronto las compartiré por aquí).
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Ha desmejorado un poco, pero tengo una memoria extraordinaria. Estoy buscando formas de repararla, creo que es cuestión de prestar atención.
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Estoy aprendiendo a comer más sano (estilo realfooding http://realfooding.com/), y eso implica ser proactiva y aprender a cocinar aprovechando lo que tengo (a veces se me queman algunas cosas o saben horrible, pero ahí voy).
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El 2017 fue una pesadilla para mí y en medio de la tormenta decidí cortarme el cabello al ras de la realidad (sí, comprendo a Britney). Quería cortar todas las malas experiencias, los malos hábitos y comenzar de cero. Arrancar el mal de raíz.
Este año decidí hacer lo contrario y dejarlo crecer implica comprender que es imposible arrancarlo todo. Me di cuenta de que debía tomar ambas experiencias (malas y buenas) y construir. (Aunque extraño lo práctico que es despertar y no tener que peinarme, dejar que el viento me acaricie el cuello, en fin, ahí sigue, creciendo).
Para finalizar invito a dos amigos, @andreadanielas y @hormigaobrera, a compartir 10 cosas que nadie sabe de ellos.
Nunca terminamos de conocer bien a una persona, ni siquiera a nosotros mismos; intenté en este exordio compartir algunos fragmentos de lo que soy. Me despido desde el otro lado de la pantalla. Disculpen si les pareció demasiado extenso. Espero no haberlos aburrido :)