El andar por la montaña y conocer la forma de vida de quienes conviven en estos espacios, me ha dejado muchos aprendizajes.
La cordialidad de la gente del campo, no se compara con los de la ciudad. Los comportamientos son distintos a pesar de la “cercanía distante” entre unos y otros. De la ciudad al campo no hay mucha distancia, ¿cómo explicar entonces que los comportamientos sean diferentes?
Todas las mañanas, en menos de 20 minutos logro salir del tráfico, la bulla, el humo, de la agitada vida del citadino para adentrarme a una pequeña zona de paz, tranquilidad, cordialidad, humildad…
En la ciudad, decir buenos días es perder el tiempo, en cambio en el campo, dar los buenos días es detenerse para iniciar una simple conversación. En la ciudad no hay calidad de tiempo, en el campo, el tiempo es calidad.
Soy de las personas a quien le agrada conversar, dicen que los geminianos somos así por naturaleza. Cuando llegamos a un lugar de la montaña y alguna persona nos abre sus puertas, allí estoy yo, hablando y preguntando de todo.

Cuando llegamos a casa de la señora Isabel, la fachada mostraba el tendedero lleno de ropa, la señora estaba lavando pero esto no fue impedimento para acercarse con su esposo y su pequeña hija para compartir con nosotros.
La humilde vivienda está construida con latones de zinc, palos secos y bloques de bahareque. Todo en aquel lugar se veía limpio y con un orden muy propio de aquella familia.
>—¡Cuánta pobreza! Exclamó una de mis compañeras —¿Pobreza? A qué le llamamos pobreza. Dije dentro de mí. —¿Qué describía la pobreza en ese lugar?
Mientras mis amigas conversaban con Isabel y su esposo, yo lo hacía con Alicia, la hija de 9 años quien no fue a la escuela porque la maestra ese día no asistiría. La niña mencionó que la maestra no tenía dinero para pagar pasaje y solo asiste a la escuela 3 veces a la semana.

Alicia me mostró el patio de su casa, había gallinas, ovejas, una vaca, un perrito, árboles frutales, hortalizas, hierbas aromáticas, entre otras. Para sacarle conversación le pregunté sobre los animales y sin dudar un segundo me dio detalle de todo lo que hacen sus padres para cuidar todo.
Ella es quien corretea a las gallinas cuando necesitan alguna y saca los huevos para llevarlos a casa y también alimenta los ovejas. Sus padres no venden nada, aunque quieren salir de la vaca porque es muy terca dice la niña ja,ja,ja
>Mi mamá debe salir a media noche cuando se escapa y es un peligro. Hermosa Alicia, parece una viejita hablachenta como decimos acá.
Alicia es una niña feliz, le gusta el campo, le gusta jugar con las gallina y con las ovejas, le gusta sacar agua del manantial, muestra fluidez al hablar, interactua sin miedo y con mucha seguridad. Se alimenta con lo que cosechan sus padres y de los animales que crían. Come frutas que arranca directamente del árbol, toma agua fresca, juega y ríe como cualquier pequeña de su edad, es amable, respetuosa y cariñosa.
Le pedí permiso a sus padres y a ella misma para retratarla, no suelo hacerlo por respeto, por eso la tomé desde cierta distancia. Luego de esto salí con la duda.
¿Pobreza? Identifica sus Atributos | REFLEXIÓN
@belkisa758
· 2020-03-13 23:46
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