Una herencia que no tuvo necesidad de trámites y mucho menos peleas de familia, en vida mi madre se dedicaba a hacer las tortas de los cumpleañeros de la familia, esto fue ganando terreno con el tiempo y la reputación del sabor y decorado de las tortas se fue expandiendo entre los amigos.

Mi mamá a la hora de preparar la torta, siempre yo estaba presente para ayudarle a pasar los ingredientes y fui aprendiendo lo relacionado a las cantidades, el punto que debía tener el merengue y otros truquitos caseros. Mi madre muere, ella me deja la herencia de hacer las tortas, pero se me vino a la cabeza mejorar la idea, esto me llevó a hacer cursos e innovar en ese mundo de las tortas, lo relacionado con la decoración y combinación de sabores para darle gusto al cliente. Poco a poco fui creciendo y adquiriendo equipos propios, como un exhibidor de pasteles, aparte de conservar, mantener la frescura del producto, ayuda a atraer clientes, además los protege de la contaminación. Dentro del inventario de los pasteles puedo ofrecer gran variedad como: los infaltables y ricos pasteles de chocolate, torta de galletas oreo, los de vainilla combinados con mamí u otro fruto seco, los de fruta semiacida como fresas o cerezas que a más de uno se hace agua la boca. Todo para complacer al paladar del cliente. Con mi emprendimiento de las tortas, hoy cuento con una entrada extra para el hogar gracias a los conocimientos adquiridos como ayudante cuando mi mamá preparaba las tortas. Agradecida por la herencia que hoy tiene a más de uno saboreando los ricos pasteles.