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Cuando era niña era de las que no le gustaban las peleas, ni discusiones, y mucho menos presenciar la de los adultos, y ni por casualidad ver violencia de grupos de personas. Afortunadamente, para ese tiempo, fue poco lo que tuve que presenciar y cuando esto sucedía, que fue muy poco, trataba en lo máximo evitar el conflicto, si estaba en mis manos, por supuesto, y así trataba de que mis cercanos se mantuvieran en calma. Muchas veces, a causa de esto, muchos pensaban que era alguien débil o fácil de agredir... pero con el tiempo muchos descubrieron que también sabía poner límites y que para esto no tenía que buscar peleas o discusiones.
Así fui creciendo y con el ímpetu de la juventud, uno a veces se vuelve aventurero hasta osado, porque el mundo mismo, muchas veces te confronta y tienes que sacar un poco las uñas, a veces toca; pero aun así, trataba en lo mínimo posible caer en el juego de la agresividad. Siempre mantuve entre la violencia existente a mi alrededor y mi paz como especie de un baile, entre algunos familiares, vecinos y conocidos, en consecuencia conmigo; pero en la medida de lo posible, traté de mantenerme lejos de estas personas, que enturbiaban mi tranquilidad, mi paz.
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Ya a medida que fui entrando a la edad adulta y fui más consciente de que mi mundo no era nada más mi pedacito de tierra, caí en cuenta de lo que significa realmente una guerra entre países y lo que esta puede ocasionar entre los seres humanos. Esto me llevó a tener más claro de que la paz, primero, debe comenzar por cada uno de nosotros al ir cultivando el dominio propio, el respeto, la prudencia, cuestiones que a veces nos cuesta mantener, pero que no son imposibles de hacer. Entonces supe que muchas de estas características estaban desde antes en mi personalidad y otras que me faltaban para direccionar, dominar.
Con el pasar de los años, mi paz personal se ha vuelto en una de mis prioridades, y para ello he buscado de mejorar muchas cosas que no contribuyen a ella, como mi impaciencia, que es un detonante para alejar la paz. Ya en mis años maduros, no hay nada más que me mantenga feliz con bienestar, que mi paz, ya a estas alturas sé por donde asustan, así que me alejo y trato para todos con lo que me relaciono, como mis hijos, esposo, amigos, en darles mi testimonio de vida, pues ellos ya saben que en la medida de lo posible, trato de evitar discusiones, que prefiero hablar, establecer convenios, evitar malas situaciones, dejar que los ánimos se calmen, para luego hablar con tranquilidad.
Y así como muchas de estas herramientas, otras como las espirituales, que en verdad ayudan mucho, como tener mayor empatía con mis semejantes, tratar de perdonar incluso si no me han pedido disculpas, porque entendí que el perdón no es tanto para la persona, sino para nosotros mismos, para vivir en bienestar y seguir adelante. Comprender que todos somos seres humanos y, por lo tanto, carecemos de perfección y que la paz se gana también con humildad y respeto. Esto lo he aprendido hasta la fecha y sigo en el proceso, porque la paz es la mejor sensación y sentimiento que puede tener el ser humano.
[Fuente/ Source](https://www.pexels.com/es-es/foto/amanecer-paisaje-naturaleza-puesta-de-sol-28028890/)
Vuelvo a ustedes amigos con mi participación en la [Iniciativa Un llamado a la Paz](https://ecency.com/hive-131951/@holos-lotus/un-llamado-a-la-paz-a-call-for-peace), llegué esta vez de la mano de mi amiga @issymarie2, a quien le agradezco la confianza y aprecio. Invito a su vez a mis amigos @tonyes, @actioncats y @annafenix, ¡mis saludos cordiales!
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