Sonríe al filo
de la elipse
y crea un enigma
con tus códigos relejos
sin rostros ni muertos de más
solo los justos por andar
en el río de locura
que despeina la visión
de lo incorpóreo
y qué más da si da sombra
si la catarata baja
si la vecindad
se entera de tu hambre
al final no eres más que un reflejo
un reflejo al borde de lo mal
una quisquilla a lo lejos del sol
un mantra fusionado
con un hombre
un recalo de delfines
guiados hacia una orilla invertida
un castillo a la espera de un trono
un renumeró sin criba de los don
un bosque sin nido
ni raíces que echar al cielo
una cruz invertida a la puerta de la iglesia
un ademán de los ciervos para guiar
un reflejo en el bosque
si un reflejo en la repetición
un loop que nunca termina
porque vuelve a pesar tu existencia
vuelve la ola a hacerte canción
vuelve la magia a transformarte en oro
alquimia de la desdicha
despréndete de mis dedos
tinta que no quiero más
me baño en tu negrítud
y desvelo una cabeza
para desmantelar otra
recuerdo un sinfín
para tocar el color
de los cielos que
sin fata morgana que apreciar
recae una otra vez
gota del infierno
a sufrir por los portales que dejaste abiertos
una herida que avisa toda la nostalgia
de los hombres.
Una vez muerto el porvenir
no sé qué más buscar
si encontrarte lo demás que me quieren mostrar
o la muerte se hizo de una vez lo que
pudo encontrar en el suelo
de los concretos
sin hechos cementos
de los experimental
que mi mente dibuja
como un cuadro de Russoff
esa persona que no conozco
pero que puede ser yo
puedes ser tú que puedo ser yo
podemos ser todo pintores de este lago
que rompe mi sangre en dos
hemisferios par trotar
cálculo a media máquina
que no se pudo vencer
ni siquiera el vacío
fue el arma suficiente
para desalmar a un hombre desnudo
que ya no le quedaba más que tu amor
al borde del abismo
al filo de la nada.
Pero procedo a enjugarme la cara
que ya se hace tarde para el trabajo.
A-Dios.
Imágen generada con Stable Diffusion