La poesía y el amor
siempre han ido de la mano.
Aquí explico lo que significan para mí.
Por amor y desamor
No entiendo la poesía,
ni de versos ni estructuras.
Sé que es rabiosa y profunda
pero porque lo he oído mencionar.
Siendo más sincero,
muchas veces solo finjo que me gusta.
La leo, sí,
lo intento, sí,
pero tantas veces resulta confusa.
Y me siento triste porque me siento bruto.
Aún sin saber de los crepúsculos ni las uvas de Neruda,
me aventuro a intentar escribirla.
Pero recuerdo a Bolaño clamando a mi casta:
"No todo el mundo es poeta,
cualquiera puede escribir prosa, cortarla y ya tiene un poema;
eso no es poesía,
pero vaya, eso no es poesía".
Será eso lo que hago ahora.
Y vuelvo a sentirme bruto y ahora hasta pobre
porque nunca seré capaz de emitir sonetos, décimas ni cantos,
y quedo encallado en el mar,
varado en el otoño perpetuo de un bosque olvidado,
vacío y perdido en la añoranza.
Con lo peor,
con lo más triste,
con la imposibilidad de escribirte a ti, querida mía, un poema siquiera.
Para hacerte sonrojar, reír, soñar,
para enamorarte un poco más de lo que estuviste ayer.
Es por amor que buscamos escribir y por desamor que lo hacemos mejor.
Qué compleja es la vida del antiartista,
del que quiere y no puede,
del iluso que no logra llegar a las entrañas del universo,
tomar ideas,
convertirlas en las palabras precisas,
organizarlas en versos con estructuras,
y martillar un poema.
Es mi caso, sin duda,
pero por ti, belleza de mis ojos, lo intentaría mil veces.
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