No sé a quién llorará mi último pañuelo.
Ya se fueron los padres y algún amigo que jamás, tan jóvenes, tenían que haberlo hecho. Por el tren de los sueños que va y viene, y que sube y baja, también hubo algún pasajero en vida entre penosos detalles y grandes desencuentros.
No sé a quién llorará mi último pañuelo, si estaré acompañado o solo. Porque solo es con quien más estar quiero, sin hacer daño a nadie, y que nadie vuelva a ser en mí la pena y su tormento.
No sé a quién llorará mi último pañuelo. No guardaré ya más en mí el alivio del sufrimiento. Aprenderé a caminar erguido, a no bajar la mirada y a no estar donde no me quieren y en sitio ajeno. Si alguien me dice porque la necesidad lo exige, le daré el último y le diré que, como yo, aprenda a vivir con los bolsillos vacíos y sin desasosiego.
Poema propio. Fuente de la imagen... IA