Sólo hay una oportunidad para dar la primera impresión ¡Mucho gusto!
Soy aquella que cambió los números, los sistemas y la ingeniería de control por la imperiosa búsqueda de mis pasiones.
Nací en una isla llamada como una flor: Margarita, en Venezuela. Mi niñez se dibujó entre las olas del mar que visitaba todos los domingos, el calor de un sol enrojecido, la más fresca brisa marina y un hablar rapidito que me llena de emoción cuando lo escucho o lo revivo entre memorias.
Vista de una de las playas de la isla donde nací: Margarita
Imagen tomada de: www.trover.com
De pequeña descubrí que las pasiones, o los amores, te llegan de pronto y se te enganchan toda la vida. Eso lo entendí a los 7 años, mientras leía Don Quijote y su lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. Amaba leer. Deseaba llegar a casa y encontrarme entre mis libros, mis nuevas aventuras. Y, aunque también fui una niña de video juegos, los libros fueron el refugio en el que mi imaginación me permitía construir mundos a mi manera, justo como yo los hubiera deseado.
Llegué a la adolescencia dejándome guiar por los autores que me cautivaron. García Marquez era mi favorito, los rincones de sus libros eran muy parecidos a los del pueblito donde me crié, incluso a los personajes les ponía caras de gente de por ahí, de los recuerdos. Entre tantos y tantos libros y autores, también el niño de la cicatriz de rayo llegó a mis manos. De J.K. Rowling aprendí que "Las palabras son nuestra fuente más inagotable de magia, capaz de infligir daño y remediarlo". Un día me tocó leer a Neruda y simplemente sucedió: "¿Qué tendrá la princesa?" Ganas de escribir y vivir entre versos, imágenes, ritmos y melodías: así fue como empecé a escribir poesía.
Curiosamente, entre los poemas escritos también estaban ecuaciones. Me dejé deslumbrar por el mundo de las matemáticas y lo decidí: "Estudiaré Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Los Andes, Venezuela".
Vista de la facultad de Ingeniería ULA, Venezuela
Imagen tomada de: Flickr
Dejé los libros y la poesía de lado para dedicarme a explorar mi lado analítico, llevado por la lógica. Me perdí entre números y programación para luego aprender de estadísticas y modelos. Finalizando la carrera decidí especializar mi pregado en Control y Automatización: "La ingeniería de control aplica la teoría de control para diseñar, planificar y desarrollar sistemas con comportamientos deseados. Se enfoca principalmente en la implementación de sistemas de control a partir de modelos matemáticos".
Por otro lado, una de las cosas más maravillosas que me pasó en la universidad fue cantar en el coro de la facultad de Ingeniería "Vinicio Adames", ahí desarrollé otra de mis pasiones, mi amor: el canto. Luego de estar en ese coro empecé a estudiar canto lírico. Nunca había sentido tanta pasión en tan poco tiempo, fue avasallante. Ese sentir siempre vuelve y ahora más, que me acerco a la música no sólo en canto sino en palabras.
Coro Vinicio Adames (2014)
Imagen tomada de mi colección personal.
Cuando terminé la carrera decidí que quería dejarla en Stand by, ya trabajaba como Community Manager (me diplomé también en la ULAVE) así que fue una transición tranquila ¿Por qué la dejé? Por mi más vehemente pasión: Escribir, y es que escribo mucho actualmente. Poesía, cuentos, crónicas, notas de prensa... ¿Sobre qué? Música, cultura, comunicaciones digitales y redes sociales.
Hasta ahora, que me encuentro con Steemit, celebro que se puedan compartir diversas visiones del mundo a través de la hermosura de un buen texto y la fuerza de la imagen. Eso, combinado con la sensación de compartir tus escritos con tantos otros steemians y además, la satisfacción de estar en contacto con el 'internet del valor', o 'Internet del dinero'.
En definitiva, me defino a través de mis pasiones: Escribo, leo y canto. Así soy: Cecilia.
Yo, en un lugar nocturno (2018)
Imagen tomada de mi colección personal.