No me gusta dejar la cámara muchos días sola, siento que me mira y me dice en tono desafiante que lo puedo hacer mejor. Por eso, en días como hoy, aunque afuera, esté todo mojado, salgo y observo un poco mi alrededor.
Hay tantas cosas que no he logrado cambiar. Para estas fechas pensaba que el gimnasio ya estaría pintado, y no oxidándose con las lluvias, ni las pesas tiradas por el piso. También pensé que la cerca de amapolas cubriría todo lo que planifiqué, pero lo que nunca imaginé fue que el lago de mi lugar favorito se estuviera secando. Suelo sacar mis fotos favoritas allí.
En fin, las cosas son como son, no como yo quiero que sean, y sé que aunque afuera todo se vuelva caos, siempre puedo sentarme en silencio, cerrar los ojos, y cultivar mi jardín.
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