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Y es en su mirada donde él encuentra su refugio, Mirada profunda, cavilante en su interior Revelando el secreto a la princesa, que insesante ya lo guardó. Palabras van sin decirse, miradas vienen sin verse, besos quedan sin sentirse Un amor que nace en la tierna ironía de la luna y el mar.
Oh, Princesa, tus lágrimas de terciopelo caen en suelo ajeno Limpia la leyenda de tus ojos y marcha hacia el último otoño Allí donde una noche es la edad de las estrellas, Allí donde tu presencia zumbará entre los arboles Socavando su horizonte con tu ausencia.
Fugitiva y agitada tu canto se hace más puro y trémulo Permite a la razón desvaneserce en la sinfonía del amor Detente a escuchar la brisa recitando poemas a las hojas Déjate enervar con su recuerdo no tan distante Pues, cómo no ha él de amarte si ha de amarte por todo.
Cavilante camina el Príncipe, bajo un cielo que se pinta sin color Bajo aquella lluvia cuando te vió marchar. Sintiendo la galaxia de tu piel sin tocarla Te ha pintado una y otra vez sin lograr la perfección La tenue danza de tus cabellos princesa, es una extravagancia.
No le toca más que fingir y olvidar Aquel abrazo que una vez fue su casa, En la eterna primavera de tus mejillas ha de enterrar el secreto Secreto que una vez fue promesa inquebrantable De amarte eternamente, y aun después.
Créditos: SergioRaulPhototography