Gracias por pasar, version en espanol aqui abajo
WE CONTINUE WITH SILKSONG. I grabbed a few more moments this week to fully explore the caverns of Hornet's world, each of its passageways, as well as the secret areas this title has. There are many of them, and in most cases, they involve a secret boss that we're definitely not quite prepared for.
The curious thing about Silksong is that it doesn't feel like simply "Hollow Knight meets Hornet," but rather like a universe that, while sharing the same roots, breathes differently. At least that's what happens to me as I delve into these caverns and stumble upon those little sections that seem designed solely to see if you're actually paying attention.
It's amazing how Team Cherry adds little details everywhere. I'm not just talking about hidden corridors, but about those moments when you realize the map isn't linear, that each path can connect you to something you saw hours earlier and thought you'd forgotten.
It's a "EUREKA" feeling that always excites, because it's no coincidence: the game is designed to reward you if you're the type to explore every corner as if you were smelling the walls.
And yes, it's happened to me several times that I've entered a seemingly innocent area and boom, a secret boss right in my face. The first time I felt cold, without the right items and without understanding half the patterns, but that's the point: Silksong wants to make you uncomfortable.
It wants you to accept that you won't always be prepared, that sometimes you have to lose, learn, and then come back with your head held high. The strange thing is that even when you lose, you still enjoy it. It's as if every defeat is part of the game's choreography.
Mobility with Hornet is a total change of chip. We've come from controlling the Knight, who was heavier and more limited at the beginning, and here we have a protagonist who practically flies from one side to the other with her acrobatics. And that, of course, becomes a double-edged sword: on the one hand, you feel absolute freedom, you can parkour along walls, dodging with an almost dance-like rhythm, but on the other, that same fluidity requires insane reflexes.
It's not just about jumping and that's it; it's about judging when to throw the line, when to attack in the air, and when to retreat before you're eaten alive. Seriously, I'm not exaggerating when I say that at times it feels like a rhythm game disguised as a Metroidvania.
Something that also caught my attention was the music. Perhaps because Hollow Knight already set a very high standard, but here I feel like the soundtrack gets under your skin even more. There are areas where the music is so soft it's almost unnoticeable, as if it's trying to keep you focused on the sounds of insects or your own footsteps.
Then, you reach a combat area or a boss fight, and the music intensifies to the point where it seems to be screaming at you to clench your butt and sharpen your senses. And it works, because you feel like everything is aligning for an epic fight.
Now, about the secret areas… it's a vice. I don't know what's wrong with Team Cherry, but they have a wicked talent for hiding things in the most absurd places. I came across a room I could only reach after a jump I thought was impossible, and inside was a strange enemy, like a mini-boss, who left me a new amulet.
That "it was worth breaking my fingers to get here" moment is what keeps you looking. And the best part is, you never know if the next crack in the wall will simply be a shortcut or hell in disguise.
I like to think of Silksong as that friend who invites you into their home, and just when you think you've seen every room, they open a new door you didn't know existed and plunge you into a basement full of surprises. It never stops expanding, it never stays still. And I know I'm just scratching the surface, because if I learned anything from the first game, it's that when you think you've seen everything, you're only halfway there.
Espanol
CONTINUAMOS EN SILKSONG, agarre un momento mas en la semana para poder explorar bien las cavernas del mundo de Hornet, cada uno de los pasadizos que tiene asi como las zonas secretas que tiene este titulo, que son muchos y en la mayoria de los casos con algun jefe secreto al que definitivamente no estamos muy preparados
Lo curioso de Silksong es que no se siente como simplemente “Hollow Knight con Hornet”, sino como un universo que, aunque comparte la misma raíz, respira diferente. Al menos eso me pasa a mí mientras me meto en estas cavernas y me topo con esas pequeñas secciones que parecen pensadas únicamente para ver si de verdad estás prestando atención.
Es increíble la manera en la que Team Cherry mete detallitos por todos lados. No hablo solo de pasillos escondidos, sino de esos momentos donde notas que el mapa no es lineal, que cada camino puede conectarte con algo que viste horas antes y que dabas por olvidado.
Es una sensación de “EUREKA” que siempre emociona, porque no es casualidad: el juego está diseñado para recompensarte si eres de los que explora cada esquina como si estuviera oliendo las paredes.
Y sí, ya me pasó varias veces que me meto a un área aparentemente inocente y pum, jefe secreto en toda la cara. La primera vez me agarró frío, sin los ítems adecuados y sin entender ni la mitad de los patrones, pero justo ahí está la gracia: Silksong te quiere incomodar,
quiere que aceptes que no siempre vas a estar preparado, que a veces toca perder, aprender y volver después con la frente en alto. Lo raro es que incluso perdiendo, uno disfruta. Es como si cada derrota fuese parte de la coreografía del juego.
La movilidad con Hornet es un cambio total de chip. Venimos de controlar al Caballero, que era más pesado, más limitado al principio, y aquí tenemos a una protagonista que prácticamente vuela de un lado a otro con sus acrobacias. Y eso, claro, se convierte en un arma de doble filo: por un lado sientes libertad absoluta, puedes hacer parkour por las paredes, esquivar con un ritmo casi de danza, pero por otro, esa misma fluidez exige reflejos de loco.
No es simplemente saltar y ya, es medir bien cuándo lanzar el hilo, cuándo atacar en el aire y cuándo retirarte antes de que te coman vivo. En serio, no exagero cuando digo que a veces parece un juego de ritmo disfrazado de metroidvania.
Algo que me llamó la atención también es la música. Quizás porque en Hollow Knight ya venía con la vara altísima, pero aquí siento que el soundtrack se mete todavía más en la piel. Hay zonas donde la música es tan suave que casi pasa desapercibida, como si te quisiera dejar concentrado en los sonidos de los insectos o en tus propios pasos.
Luego, llegas a un área de combate o un enfrentamiento con jefe, y la melodía se intensifica de tal manera que parece que te grita que aprietes bien el culo y afines los sentidos, Y funciona, porque sientes que todo se alinea para que la pelea sea épica.
Ahora, sobre las zonas secretas… es un vicio. Yo no sé qué les pasa a los de Team Cherry, pero tienen un talento malicioso para esconder cosas en los lugares más absurdos. Me encontré con una habitación a la que solo pude llegar después de un salto que pensé imposible, y adentro había un enemigo raro, como un mini jefe, que me dejó un amuleto nuevo.
Ese momento de “valió la pena romperme los dedos para llegar aquí” es lo que hace que sigas buscando. Y lo mejor es que nunca sabes si la siguiente grieta en la pared será simplemente un atajo o un infierno disfrazado.
Me gusta pensar que Silksong es como ese amigo que te invita a su casa y, cuando crees que ya conoces todas las habitaciones, abre una puerta nueva que no sabías que existía y te mete en un sótano lleno de sorpresas. Nunca deja de expandirse, nunca se queda quieto. Y yo sé que apenas estoy rascando la superficie, porque si algo aprendí del primer juego es que cuando crees que viste todo, apenas vas por la mitad.