A veces, nosotros no nos damos cuenta lo importante que es el buen trato hasta que lo ves de frente. No como las frases bonitas ni las campañas, sino en lo cotidiano: en cómo te hablan, cómo te miran, y en cómo te hacen sentir las personas. Yo nunca había pensado mucho en ese tema, hasta que me tocó vivirlo. Me lo encontré como un tema de tarea, como parte de las actividades en mi Liceo. Una profesora nos da el área de valores, y nos presentó este tema de conversación, la cual era cultural buen trato Y desde ahí todo cambio.
Mi profesora, era el ejemplo claro de la cultura del buen trato, por lo visto sentí que esta clase no era igual, era muy distinta,era una invitación a este tema. Ella nos enseñó que el buen trato no es algo complicado, sino algo que se nota: en cómo saludas, cómo escuchas, cómo responde.Y aunque parecían temas sencillos entendí, que no todos los comprenden igual.
Junto a mi escuela, tuvimos la oportunidad, de dar una charla sobre este tema en otro Liceo.Y estaba emocionada porque sentía que era un tema importante, un tema podía mejorar la convivencia entre jóvenes. Pero durante la charla, me encontré con una experiencia desagradable, y que me hizo pensar. En la charla algunos estudiantes, se burlaban, interrumpían,y no prestaban atención, lo peor es que estábamos hablando del respeto, y justo en ese momento lo que faltaba era respeto.
Me di cuenta de que este tema, aunque fácil de explicar, es difícil de comprender para algunas personas y de aplicar. Especialmente para esas personas quienes no han tenido cerca el ejemplo, para quienes no han vivido el buen trato en su entorno, y de ahí me hice una gran pregunta ¿qué hacemos nosotros para que exista cultura el buen trato en nuestro entorno?. Porque hablar del tema es tan fácil, como decir que hay respetar, que hay que ser empáticos y tratar bien a las personas, por lo cual eso cualquier persona lo puede decir ¿pero cómo lo llevamos a la práctica? ¿qué acciones diarias hacemos para que eso se vea?
La cultura del buen trato, no se construye con discursos bonitos, se construye con gestos simples: con mirar al otro sin juzgar, con no burlarse cuando alguien se equivoca, con saber cuándo callar y cuándo acompañar, con entender que todos merecen ser tratados con dignidad. Todos merecemos respeto.
Y también hay algo que entendí. Este tema no se trata solo de hablarlo, se trata de vivirlo, porque muchos podemos decir que apoyamos el respeto, pero en la práctica no lo demostramos ,entonces ¿cómo podría verse el buen trato en nuestras vidas? ¿cómo podemos aplicarlo? En qué momento decidimos que nuestra acciones refleja lo que decimos?
Desde lo que he aprendido, he tratado de demostrarlo con cosas pequeñas: si alguien está pasando por algo, lo escucho, si veo que alguien queda fuera de una conversación, trato de incluirlo, si alguien comete un error, no lo humillo. Son pequeñas cosas que hacen la diferencia, porque el buen trato no se dice, se demuestra con acciones.
Las charlas sobre cultural buen trato son necesarias, no porque el tema sea nuevo, sino porque sigue siendo ignorado. Este tema es bueno para todo el público,para que tengamos una buena relación con nuestro entorno, nuestros amigos y familia.
Para mí esa experiencia fue una gran aprendizaje, me mostró que el cambio no es inmediato, pero nos puede hacer reflexionar. Y puede empezar con pequeñas cosas, y aunque parezca un tema sin importancia, sí importa, y que si uno puede ser ese ejemplo, aunque sea para una sola persona, ya vale la pena.