Hola, soy Isabel, y hoy quiero compartirles una experiencia que me hizo reflexionar profundamente sobre cómo las inseguridades de los comentarios externos pueden influir en nuestra forma de vernos y de vestirnos.
Hoy me puse una prenda que me genera una gran inseguridad. No por la prenda en sí, sino por cómo pensaba que los demás podrían verme. Varias veces mi mirada al espejo, y dudaba y pensaba en cambiarme de ropa, lo peor es que todo era por cierta vocecita interna que nos susurra que no somos lo bastante “suficiente” para ciertas cosas. Lo bastante bonitas, lo bastante seguras o lo bastante aceptadas.
Pero justo cuando estaba en ese dilema, un amigo me hizo un comentario que me cambió el enfoque por completo. No fue uno de esos comentarios que escuchamos mayormente, que te hacen sentir juzgada o incómoda, son esos que te abrazan que te recuerdan lo que vales. Me dijo algo como: “si te gusta úsalo, no tienes nada que esconder Te ves increíble.”
Y fue como si alguien apagara esa vocecita interna por un momento. Me di cuenta de que muchas veces lo que necesitamos no es que nos digan cómo ocultar lo que nos incomoda, sino que nos recuerden que no hay nada que ocultar. Que nuestras inseguridades no nos definen. Que lo que nos hace diferentes también nos hace humanos.
Porque si todos fuéramos iguales, si todos estuviéramos el mismo cuerpo, la misma piel, la misma sonrisa, este mundo sería plano. Ser diferente no es un defecto es una virtud en los que nos da color textura y historia.
Y sí, es normal tener inseguridades. Todos las tenemos, pero no podemos permitir que nos roben momentos que nos impidan expresarnos, que nos hagan sentir menos. La ropa que usamos debería ser una extensión de lo que somos, no una armadura para protegernos de juicios ajenos.
Hoy salí con ese top. Y no solo me sentí cómoda me sentí libre. Me sentí fiel a mí misma y entendí que los comentarios pueden tener poder, sí,pero también podemos elegir qué peso les damos. Podemos decir si nos frenan o si nos impulsan.
Así que si estás leyendo esto y alguna vez has sentido que no puedes usar algo por cómo te ves, por lo que otros pueden pensar, por los que las redes muestran como “ideal”quiero decirte algo no tienes que encajar en ningún molde no tienes que esconderte no tienes que cambiar para gustar.
Tu valor no está lo que los demás ven estén como tú te ves, en cómo te hablas, en cómo decides vivir.
Ponte esa prenda que te gusta, usa ese vestido, hazte ese peinado y sal con la cabeza en alto. Porque no hay nada más bonito que alguien que se sienta bien consigo mismo. Y tú, tal como eres, ya eres suficiente.