La reconciliación no siempre pasa como la imaginamos. No es una escena perfecto ni una conversación que lo arreglará todo. A veces no siquiera hay palabras suficientes. A veces es solo una decisión de soltar todo lo que nos pesa.
En mi caso, la reconciliación ha sido un proceso lento, incómodo, pero muy necesario. He tenido muchos conflictos familiares. Diferencias entre nosotros que no entiendo, formas de pensar que chocan, heridas que no se mencionan pero que se sienten. Y por un largo tiempo, eso me hizo guardar distancia con mi familia. Me hizo protegerme y cerrarme.
Me ha costado pedir perdón, y perdonar. Porque cuando sentimos tristeza y dolor, nos ponemos a la defensiva. A veces creemos que ceder es perder la pelea. Que aceptar es rendirse. Pero con el tiempo entendí que no se trata de ganar o perder. Se trata de liberar lo que nos pesa.
Soltar y perdonar ha sido lo más sanador y complicado que he hecho. No porque todo se haya resuelto, sino porque ya no cargo con lo que me pesa todas las mañanas. Soltar no es olvidar, es dejar de vivir con la herida. Es mirar hacia atrás sin quedarme atrapada en él. Y eso para mí es muy esperitual. Porque nos hace mirar hacia adentro y reconocer lo que duele y aún así elegir el amor.
Reconciliarse no significa que está bien. No significa que todo se va olvidar. Significa que el poder liberarse y no segur cargando con lo que pasó.
La reconciliación puede ser muy sanadora para todos, especialmente para nosotros mismos, nos libera de cualquier carga, cualquier estrés, cualquier recuerdo. Que nos hizo sentir mal, por lo cual eso no nos hace olvidar, lo que había pasado anteriormente, nos hace liberarnos y aceptar. A sentirnos mejor en nuestras vidas, no has de tener una vida más sana,y una relación más auténtica con nuestra familia.
No todos estamos listos de soltar. Hay personas que necesitan más espacio, más tiempo y más silencio. Y eso está bien. La Reconciliación no se impone, se respeta y se espera.
Yo he tenido que aprender a soltar. A veces no hay disculpas ni explicaciones claras. Ya un así, uno puede elegir sanar. Porque aferrarse a lo que pasó, nos encierra. Nos aleja de lo que podríamos construir
Ayudémonos, y ayudemos a nuestra familia a conectar de nuevo, a recordar pero no en forma negativa. Sino a recordar para, poder sanar. Hablen del tema, aclaremos cosas, dudas, cuestiones, para el final que todos se unan como familia, este tema es de gran importancia. Ya que a veces nos olvidamos de que por nuestro orgullo, no perdonamos a los que a los que queremos.
Yo no tengo una relación perfecta con mi familia. Pero tengo algo mucho más valioso: una relación más honesta, más sana . Y eso ha sido porque lo decidí.
Reconciliarme me ha acercado a ellos y me acercado a mi. Y aunque el proceso fue difícil también ha sido sanador, y profundamente espiritual para todos.
Si tú también estás en ese proceso, no te preocupes. Sanar lleva tiempo, pero cada pasito cuenta , es un paso más a conectar con nuestra familia y con nosotros mismos
