No espero que comprendas mis silencios, ni mis cambios de temperamentos, solo quiero que en silencio, puedas dejarme dormir en tu pecho.
Solo quiero que entiendas,
que siempre no habrán respuestas,
que a veces quiero ser solo yo,
la que nada le interesa.
A la que no le interesan tus llamadas, a la que no le interesa si vendrás, ¿Pero a quién engaño? Aun en mi silencio tarde que temprano vuelvo a regresar.
En la búsqueda de esos besos, de esos abrazos tan tiernos, que me hacen volver una y otra vez, como si fuera la primera vez.
La primera vez que pude contar,
Las mil lunas escarchadas a tu lado,
acompañada de tu inútil ego,
y un sinfín de sueños incompletos.
Que jamás pudieron concretarse, por tu loca manía de no madurar, por tu infinito cinismo, al quererme solo de lejos.
De lejos donde no pueda alcanzarte, donde la expedición se quedó solo en eso, una polisílaba sin acción ni hechos, que alimentan mis silencios.
Hechos que no has podido dejar ver, y que tal vez nunca veré, porque así es la vida, nadie quiere navegar a la deriva.
A la deriva del vaivén del viento, rebotando entre nubes de engañosa pasión hasta perder el equilibrio, y tropezar con sus miedos.
Miedos que siempre te paralizan en el intento, nadie nunca dijo que esto sería fácil, pero cada quien elige el destino que desea vivir, tu escogiste a tu manera, ganandote mi silencio.