Yo por mi parte creo que la renuncia a la construcción de futuro, el apoltronamiento en la conveniencia del momento presente, no es más que escapismo. Lo que hace que muchas de las calamidades que avizoramos nunca lleguen a ser realidad es precisamente el acto de preverlas y prevenirlas.
Ninguna obra humana digna de mención se obtuvo sin planificación, previsión, esfuerzo ordenado y consciente, visión de futuro y también sacrificio. El gran problema de vivir el momento presente es que no tiene futuro.