I have been in this home for almost thirty years, when I lived in a gift and souvenir shop, a mother saw me, took me in her hands, and decided that I was the perfect gift for her baby who would soon be born.
She, the mother, was looking for a unique detail to decorate the baby's room, something special and meaningful that would protect her child's sleep.
When she picked me up and read the prayer that accompanies me, which is the first prayer many children learn, she chose me.
Guardian angel
Sweet companion
Do not forsake me
Neither by night nor by day.
I represent that Angel, the one that each of us has, who is sometimes recognized and sometimes not, but that doesn't matter, because we are there accompanying and protecting.
I remember when the girl arrived, she was like another angel, beautiful, sweet, and much loved. During the first two years, it was difficult for her to sleep, and although her mother entrusted her to me, it was her parents who had to struggle with her to get her to fall into a restful sleep. Little by little, she began to understand that she had to sleep.
After those first few years, every night at bedtime, her mother would make her look at me and recite the prayer, and so I became more present in her world. Once she asked her mother, “If you are my angel and you protect me, why are you always stuck to the wall? Why don't you go to school with me?”
"If she goes to school with you, you just don't see it. You have to feel it, and for that, you're the one who has to invite her to come with you."

From that day on, she invited me to be with her. From my wall, I watched her grow, and when she moved, she took me with her. I've been here ever since.
Years passed, and in her room, I saw her laugh, sing, study, cry, despair. I knew her indecisions and decisions. When she left, she was tempted to put me in her suitcase, but then she gave up, saying, "You're with me, even if you're stuck here, and that's how it is."
Sometimes I feel a little forgotten. The father uses the room as a workplace, coming and going, rarely noticing me. When he does, he asks me to accompany his children and protect them.
The mother rarely enters the room, but when she does, her first reaction is to fix her gaze on me, she smiles remembering her daughter, recites the prayer and with devotion thanks me for accompanying her every step. In this sweet gratitude she includes her other children and of course her four granddaughters. For me, it is a pleasure to watch over this entire family.

 He estado en este hogar desde hace casi treinta años, cuando vivía en una tienda de regalos y recuerdos, una mamá me vio, me tomó en sus manos y decidió que yo era el regalo perfecto para su bebé que nacería pronto. Ella, la mamá, buscaba un detalle único para decorar el cuarto del bebé, algo especial y significativo que protegiera el sueño de su hijo. Cuando me agarró y leyó la oración que me acompaña y que es la primera oración que muchos niños aprenden, me escogió. Ángel de la guarda Dulce compañía No me desampares Ni de noche ni de día. Represento a ese Ángel, ese que cada uno tiene, que a veces somos reconocidos y otras no, pero eso no importa, allí estamos acompañando, protegiendo. Recuerdo cuando la niña llegó, era como otro ángel linda, dulce y muy amada, durante los dos primeros años era dura para dormir y aunque su madre me la encomendaba, eran ellos, los padres quienes tenían que bregar con ella para que entrara en el sueño reparador, poco a poco fue entendiendo que había que dormir. Después de estos primeros años, la madre, cada noche a la hora de acostar a la niña la hacía mirarme y recitaban la oración, así me fui haciendo más presente en su mundo. Una vez le preguntó a su mamá. ¿Si es mi ángel y me protege, por qué siempre está pegado a la pared, por qué no va conmigo a la escuela? -Si va contigo a la escuela, solo que no lo ves, tienes que sentirlo y para eso eres tú quien tienes que invitarlo a que te acompañe.  Desde ese día me invitaba a estar con ella. Desde mi pared la vi crecer y cuando la mudaron de habitación me llevó con ella, aquí he permanecido desde entonces. Pasaron los años y en su habitación la vi reír, cantar, estudiar, llorar, desesperarse, conocí sus indecisiones y decisiones. Cuando se fue estuvo tentada a meterme en la maleta, luego desistió diciéndo: - Tú estás conmigo, aunque te quedes colgado aquí y así es. En ocasiones me siento un poco olvidado, el papá ocupa la habitación como lugar de trabajo, entra y sale, muy pocas veces repara en mi, cuando lo hace me pide que acompañe a sus hijos y los proteja. La madre, entra pocas veces a la habitación, pero cuando lo hace su primera reacción es fijar su mirada en mi, sonríe recordando a su hija, recita la oración y con entrega me agradece por acompañarla en cada paso y en este dulce agradecimiento incluye a sus otros hijos y por supuesto a sus cuatro nietas., para mí es un gusto velar por toda esta familia.
 He estado en este hogar desde hace casi treinta años, cuando vivía en una tienda de regalos y recuerdos, una mamá me vio, me tomó en sus manos y decidió que yo era el regalo perfecto para su bebé que nacería pronto. Ella, la mamá, buscaba un detalle único para decorar el cuarto del bebé, algo especial y significativo que protegiera el sueño de su hijo. Cuando me agarró y leyó la oración que me acompaña y que es la primera oración que muchos niños aprenden, me escogió. Ángel de la guarda Dulce compañía No me desampares Ni de noche ni de día. Represento a ese Ángel, ese que cada uno tiene, que a veces somos reconocidos y otras no, pero eso no importa, allí estamos acompañando, protegiendo. Recuerdo cuando la niña llegó, era como otro ángel linda, dulce y muy amada, durante los dos primeros años era dura para dormir y aunque su madre me la encomendaba, eran ellos, los padres quienes tenían que bregar con ella para que entrara en el sueño reparador, poco a poco fue entendiendo que había que dormir. Después de estos primeros años, la madre, cada noche a la hora de acostar a la niña la hacía mirarme y recitaban la oración, así me fui haciendo más presente en su mundo. Una vez le preguntó a su mamá. ¿Si es mi ángel y me protege, por qué siempre está pegado a la pared, por qué no va conmigo a la escuela? -Si va contigo a la escuela, solo que no lo ves, tienes que sentirlo y para eso eres tú quien tienes que invitarlo a que te acompañe.  Desde ese día me invitaba a estar con ella. Desde mi pared la vi crecer y cuando la mudaron de habitación me llevó con ella, aquí he permanecido desde entonces. Pasaron los años y en su habitación la vi reír, cantar, estudiar, llorar, desesperarse, conocí sus indecisiones y decisiones. Cuando se fue estuvo tentada a meterme en la maleta, luego desistió diciéndo: - Tú estás conmigo, aunque te quedes colgado aquí y así es. En ocasiones me siento un poco olvidado, el papá ocupa la habitación como lugar de trabajo, entra y sale, muy pocas veces repara en mi, cuando lo hace me pide que acompañe a sus hijos y los proteja. La madre, entra pocas veces a la habitación, pero cuando lo hace su primera reacción es fijar su mirada en mi, sonríe recordando a su hija, recita la oración y con entrega me agradece por acompañarla en cada paso y en este dulce agradecimiento incluye a sus otros hijos y por supuesto a sus cuatro nietas., para mí es un gusto velar por toda esta familia.
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