Dama de las diez mil horas, cuya presencia se matiza en el tiempo; ¿qué dolor le acuñe a usted, que por más de mil eternidades dio vida? ¿Será que se marchita o es sólo un otoño pasajero?
Dama cuya danza imita al colibrí, debería sentir mejor en lugar de más; debería caer, en lugar de amar.
Dama de las tertulias y flores de mayo, ¿es posible que yo, un simple mortal que no tiene nada más que dar, que cariño incondicional, sea digno de su querer?
Le rezo entre dientes a aquel dios que se ha enamorado de usted, que la deje volver a mí, aunque nunca me haya pertenecido. Que la deje ser libre, aun con el corazón roto, como nunca antes lo había sido...
-Dann Axkaná
Este poema se me ocurrió mientras hablaba con @kepr97, así que, parte del crédito es de ella. Síguela por si no has revisado su trabajo. Es una excelente escritora.