Saludos, amigos de @greenzone. Aceptando la invitación de @iriswrite a hablar sobre el rencor desde nuestra experiencia, escribo por primera vez (de muchas) en esta comunidad.
Desde que leí el post de Iris he estado intentando recordar alguna ocasión en la que haya experimentado este sentimiento y la verdad es que aún no lo logro, tal vez porque de forma institiva comprendí desde pequeña el peso que implica este tipo de sentimientos, tal vez por mi incapacidad para odiar o tal vez por una cuestión objetiva: no tengo tanto tiempo como para desperdiciarlo. La verdad es que nunca me he puesto a analizar por qué no guardo rencor, creo que la pregunta importante sería, en caso de sentirlo, ¿por qué lo siento? ¿Cuál fue su origen?
Sin embargo, bien sé de rencores. No por experimentarlo yo, no solo porque más de una persona lo ha sentido hacia mí, también porque por experiencia sé que más allá de quien lo siente o de a quien se lo profesan, todo aquel cercano a ese veneno saldrá perjudicado. Así de destructiva puede ser la onda expansiva del rencor. Y sobre eso quiero hablarles.
Hace algunos días conversaba con una amiga muy cercana sobre el cansancio emocional que implica ser odiado por alguien, ser el blanco del rencor de alguien. Y soy honesta, me he equivocado lo suficiente en algunos aspectos de mi vida como para merecer que me odien o me deseen lo peor. Aunque esa no sea mi manera de reaccionar ante las veces que me ha tocado "perder" a mí, no puedo juzgar la forma en que otros lidian con el dolor. Hay cosas que deben aprenderse por cuenta propia.
Sin embargo, muy cierto es también cuánto desearía que el rencor acabara, que con todo el daño provocado hasta el momento fuera suficiente para saldar la deuda de los errores pasados, porque por experiencia sé que el desgaste en esa lucha es de todos, inclusive de aquellos que jamás tuvieron responsabilidad en el asunto, pero estaban cerca.
Me preguntaba: ¿de qué se alimenta el rencor? Y he encontrado disímiles respuestas observando alrededor. Los seres humanos somos muy creativos en justificar nuestras conductas. Pero más que una memoria prodigiosa para recordar detalles, palabras, y otro montón de cosas, hay algo que actúa como ancla para el rencor y es quedarse estancado en el tiempo que dolió, en otros casos es no percibir que lo que sigue doliendo es el ego y no el hecho en sí. He visto de todo. Este tema duele. Pero voy a hablar desde otro lado, porque justo hoy, conversando con @elviguitarra y @abelarte volví a concientizar algo que necesito no seguir olvidando.
Les comentaba, tal vez por la confianza que nos une, el agotamiento emocional que he sentido especialmente en estos días. Hice catarsis. Necesitaba hablar con alguien. Y luego de un breve comentario comprendí dos cosas: primera: que también desde mi posición, desde no odiar o guardar rencor, pero simplemente quejarme de lo cansado de la situación estaba cayendo en uno de los componentes del rencor: no olvidar. Obvio que hay razones complejas detrás de cada queja, también es de humanos sentirse al límite, pero si nadie conoce las imtimidades entonces debería evitar involucrarlos en tomar parte de algo que no conocen plenamente. Segundo: también estoy perdiendo el tiempo en intentar entender por qué otros no logran dejar el rencor a un lado: sencillamente no están listos aún. Por más cansada que yo me encuentre quejarme no cambiará nada, si aún no se acaba la batalla es que algo toca seguir aprendiendo.
Y sí, uno se cansa, y es fácil sostener una molestia en la memoria el tiempo suficiente para transformarla en odio, y de odio en rencor. Pero abrir los ojos y ver derrumbes y lágrimas también ayuda a decidir: pase lo que pase no quiero guardar rencor en mi corazón. A Dios pido fuerzas cada día para no caer en la trampa fácil del odio, a mí me repito tras cada golpe: tú decides lo que haces con este dolor. No soy perfecta, tal vez he merecido todo el rencor que he recibido (tal vez no), no soy la más idónea para juzgar, pero hoy decido liberar a otros de perdonarme y perdonarme a mí misma por las veces que he fallado, que he lastimado, porque, ahora que lo pienso, a la única persona que tal vez no he logrado perdonar es a mí misma, y ese rencor pesa a veces tanto o más que el que sentimos hacia otros. No lo había logrado ver. Gracias @iriswrite, @abelarte @elviguitarra, @greenzone.
Este texto es original y kas imágenes de apoyo son de mi propiedad
Invito a @mandypoet y @lacaracola a unirse a la comunidad @Green zone y participar en la iniciativa No.10
ENGLISH VERSION
Greetings, friends of @greenzone. Accepting @iriswrite's invitation to talk about resentment from our experience, I'm writing for the first time (of many) in this community.
Since I read Iris's post, I've been trying to remember a time when I've experienced this feeling, and the truth is, I still can't. Perhaps because I instinctively understood from a young age the weight that these kinds of feelings carry, perhaps because of my inability to hate, or perhaps for an objective reason: I don't have that much time to waste. The truth is, I've never stopped to analyze why I don't hold a grudge. I think the important question would be, if I do feel it, why do I feel it? What was its origin?
However, I know about grudges well. Not because I've experienced them myself, not only because more than one person has felt them toward me, but also because I know from experience that regardless of who feels them or who they profess them to, everyone close to that poison will be harmed. That's how destructive the ripple effect of resentment can be. And that's what I want to talk to you about.
A few days ago, I was talking with a very close friend about the emotional exhaustion that comes with being hated by someone, being the target of someone's resentment. And I'll be honest, I've made enough mistakes in some aspects of my life to deserve to be hated or to be wished the worst on. Although that's not how I react to the times I've had to "lose," I can't judge how others deal with pain. There are things you have to learn on your own.
However, it's also very true how much I wish the resentment would end, that with all the damage caused so far, it would be enough to settle the debt of past mistakes, because from experience I know that the wear and tear in that struggle affects everyone, even those who were never responsible for the matter, but were close.
I asked myself: what does resentment feed on? And I've found diverse answers by looking around. Human beings are very creative in justifying our behaviors. But more than a prodigious memory for recalling details, words, and a host of other things, there's something that acts as an anchor for resentment, and that's staying stuck in the time that hurt. In other cases, it's not realizing that what continues to hurt is the ego, not the event itself. I've seen it all. This topic hurts. But I'm going to speak from a different angle, because just today, talking with @elviguitarra and @abelarte, I became aware of something I need to stop forgetting.
I was telling you, perhaps because of the trust that unites us, about the emotional exhaustion I've felt especially these past few days. I had a catharsis. I needed to talk to someone. And after a brief discussion, I understood two things: first, that from my position of not hating or holding a grudge, but simply complaining about how tired the situation was, I was falling into one of the components of resentment: not forgetting. Obviously, there are complex reasons behind every complaint; it's also human to feel on edge, but if no one knows the intimacies, then I should avoid involving them in something they don't fully understand. Second, I'm also wasting my time trying to understand why others can't let go of their resentment: they're simply not ready yet. No matter how tired I am, complaining won't change anything. If the battle isn't over yet, it means there's still something to learn.
And yes, one gets tired, and it's easy to hold a pain in one's memory long enough to transform it into hatred, and hatred into resentment. But opening one's eyes and seeing collapses and tears also helps one decide: no matter what happens, I don't want to hold a grudge in my heart. I ask God for strength every day to avoid falling into the easy trap of hatred. I repeat to myself after each blow: you decide what you do with this pain. I'm not perfect, maybe I've deserved all the resentment I've received (maybe not), I'm not the best person to judge, but today I decide to free others from forgiving me and to forgive myself for the times I've failed, the times I've hurt, because, now that I think about it, the only person I may not have been able to forgive is myself, and that resentment sometimes weighs as much or more than the resentment we feel towards others. I hadn't been able to see that. Thank you @iriswrite, @abelarte @elviguitarra, @greenzone.
This text is original, and the supporting images are my property
I invite @mandypoet and @lacaracola to join the @Green zone community and participate in initiative No. 10