Hola, Hive. Espero que todos estén muy bien. Yo, por mi parte, sigo aprovechando para contarles sobre este vínculo con Otoño. En el post anterior les mencioné que hablaría sobre el momento en que tuvimos una regresión en el proceso de enseñanza y aprendizaje, y cómo uno de los factores que influyó en esto fue la presencia de unos caballos ajenos a la finca de @meno.
Lo que pasó fue que, cuando ocurrió este episodio, Otoño comenzó a rebelarse y no se dejaba agarrar. Recuerdo que ese día estuve cinco horas intentando, hasta que, con la ayuda de @ankapolo, la querida esposa de @meno, finalmente logramos tener éxito.
Lo que siguió después fue pasar un buen rato solo acariciándolo para restablecer una conexión positiva con él. Ese día no lo monté, ya que lo más importante fue recuperar ese vínculo. Para esto, es fundamental mantener la calma y evitar que la frustración de estar tanto tiempo intentando acercarnos al caballo lo haga sentir que lo vamos a castigar por algo que él sabe que hizo mal.
Al ver que no tuvimos una reacción violenta ni de castigo, Otoño entendió que lo único que queríamos era seguir guiándolo en este proceso.En el encuentro posterior, logramos agarrarlo y repasar todo lo que él ya había aprendido. Sin embargo, surgió otro inconveniente: no se dejaba montar.
La solución ese día fue montarlo atado en un primer momento y luego, con la ayuda de alguien que lo sostuviera firme del bozal.Esto lo fuimos superando con mucha paciencia en los encuentros siguientes.Además, debo contarles que, a esto se sumó que Otoño intentó una o dos veces librarse de mí cuando ya lo había montado. Esto también lo superamos con mucha paciencia y sin castigos violentos, lo cual es muy importante.
Si nosotros, que somos sus guías, transmitimos una sensación de venganza o enojo hacia él, generaremos confusión, algo que el caballo no comprendería, y esto dificultaría aún más el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este proceso, no buscamos el sometimiento, sino construir un vínculo simbiótico con el caballo. A mi criterio, de esta manera siempre obtendremos mejores resultados y un caballo más capaz, en comparación con los métodos más antiguos. No juzgo esos métodos y sé que también dan resultados; sin embargo, no es lo que quiero transmitir. Mi objetivo es lograr que Otoño se convierta, cada vez más, en un mejor caballo de andar, utilizando la doma racional sin violencia como herramienta.
Asimismo, al mostrar esto, quiero aportar un granito de arena al cambio de paradigma hacia la doma racional sin violencia. Estoy convencido de que este es el mejor camino para relacionarnos con los caballos, y con los animales en general. Dicho esto, también quiero aclarar que, en ocasiones, debemos ser firmes y no permitir que el caballo haga lo que quiera. Ser firme, sin embargo, no significa ser violento.
Convertirse en guía, en líder, requiere equilibrio e inteligencia, no aprovecharse ni actuar de forma oportunista. Además, creo que enseñar es, a su vez, aprender. Por lo tanto, no se debe ser necio ni absolutista. La pedagogía debe buscar poner en situación a nuestros aprendices y generar la confianza para que ellos también confíen en nosotros.
Por último, me gustaría pedirles a todos los que leen mis modestos posteos que difundan esta forma de enseñar a quienes pueda servirles. Espero que les resulte útil y seguiré contando más sobre esto.
Saludos, David