Hola Hive, espero que estén todos muy bien, yo por mi parte también lo estoy.
Para relatarles este proceso debo ser memorioso, y para ello me voy basando en los registros artesanales que, con ayuda o en soledad, he ido recopilando. Les cuento además que esto que hago nace de una gran pasión que me sale del corazón, y gracias a ello he ido logrando algunas cosas.
Antes de continuar con el relato quiero decirles que uno de mis sueños en Ecuador, además de transmitir la doma racional y el contacto con los caballos como una forma de vida (y no como una actividad más dentro de la rutina de adultos y niños), es lograr establecer una escuela de enseñanza ecuestre distinta a todas las conocidas.
Una escuela que priorice el entorno, la vida animal y la conexión real con ellos. Un lugar donde las personas que lleguen puedan sentir, disfrutar y aprender. Desde cepillar y bañar a los caballos, hasta colocar una montura y montar correctamente, con todo lo que esto conlleva.
Dejo esto pendiente para contarles más adelante cómo hice unas, digamos, pruebas piloto de este sueño.
Bueno, ahora sí les voy a hablar de lo que les prometí en el post anterior: la enfrenada, entendida como el pasaje o transición del bocado de tela (en el caso de Otoño) al freno de hierro.
Para empezar, les diré que no existen los caballos mal llamados duros de boca. Para entender esto, les cuento que tenemos cinco zonas sensibles para comprender las órdenes que les damos:
Boca (tal vez la más sensible)
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Nuca
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Hombros
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Costillas
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Grupa o cuartos traseros
En Otoño comenzamos a usar el bocado de tela en el tercer encuentro; antes de eso solo había usado el bozal para los quiebres desde abajo y montado. El bocado consistió en dos vueltas de una tela suave trenzada alrededor de las encías, detrás de los caninos inferiores y por debajo de la lengua.
Todo el proceso de enseñanza que les he venido contando se realizó con este elemento. A él se unían dos riendas y, en mi experiencia, mientras menos cosas utilicemos, más significativo será el aprendizaje para el caballo.
El uso de bajadores, por ejemplo, no es de mi preferencia. Aunque no soy absolutista: si hay un buen fundamento puedo entender su utilización. Tampoco utilizo espuelines, y mucho menos espuelas.
Luego de haber adquirido la base de los aprendizajes que vengo relatando, y con unos diez meses de doma, decidí comenzar la tarea de la enfrenada. Lo que hice fue lo siguiente: luego de trabajarlo un tiempo, y siempre repasando lo aprendido, le coloqué el freno. No era el más adecuado para él, pero era el único que había en la finca de @Meno, así que usamos ese mismo.
Para esto, primero lo trabajaba y después le colocaba el freno, dejándolo solo con él un rato. Las dos primeras veces lo solté sin montarlo, para que se familiarizara con este nuevo elemento.
Les cuento también que el freno se coloca arriba de la lengua del caballo, algo distinto para ellos. He visto algunos domadores que colocan el bocado sobre la lengua, pero eso es algo que yo no hago, y con Otoño no fue la excepción.
Recién luego de la tercera vez que le puse el freno lo monté, tratando de ser mucho más cuidadoso en las órdenes que le daba.
Es muy importante entender que la boca del caballo es un nexo de comunicación sensible, no un volante de auto.
Además, no es la única forma de conexión con el caballo. En animales de un nivel avanzado prácticamente ni se recurre a la boca para frenar o cambiar de dirección. En los de menor nivel sí, pero como último recurso para transmitir una acción.
A mi criterio, un caballo bien logrado —como dicen los domadores argentinos— es aquel que no debería requerir un freno en su boca. Se lo colocamos más bien por costumbre y de manera preventiva. Yo, en lo particular, a medida que avanza el proceso, trato de usar cada vez menos la boca, y más las piernas o las distintas posiciones de mi cuerpo sobre el lomo del caballo para transmitir las acciones que deseo realizar.
Eso sí: el freno sigue siendo la forma de conexión más importante para los jinetes aprendices o menos expertos. Cuando evalúo el nivel de manejo de un jinete, una de las primeras cosas que observo es cómo utiliza la boca del caballo.
En el próximo post les contaré más sobre la enfrenada, los inconvenientes que tuvimos y cómo los fuimos superando.
Saludos, David