Siempre me ha gustado aprender cosas nuevas, pero nada me había preparado para el miedo que sentí al iniciar mi primer proyecto en el mundo cripto. La idea era simple, quería crear algo, aprender y participar en el ecosistema blockchain. Pero, como suele pasar, lo desconocido da miedo y puede paralizar a cualquiera, incluso a los más curiosos.

Recuerdo ese primer día frente al celular. Cada clic me parecía un riesgo y cada decisión me hacía pensar “¿Y si me equivoco?" ¿O arruinaré mi proyecto antes de empezar?”. La ansiedad era real y a veces, sentía que todo el esfuerzo podría ser en vano. Mi mente no dejaba de imaginar escenarios catastróficos, aunque en realidad todavía no había pasado nada grave.

Sentí una mezcla de emoción y pánico. Era como caminar en una casa encantada, luces tenues, ruidos extraños y cada paso podía ser un “susto”. Mi corazón se aceleraba con cada error que imaginaba y cada clic me parecía un salto al vacío. Pero también había una chispa de curiosidad que no quería dejar morir, me emociona entender, aprender y avanzar a pesar del miedo.

Entonces comprendí algo importante, el miedo no es enemigo, es señal de que estás aprendiendo. Decidí investigar sobre todo lo relacionado con Hive, preguntar a mi profesor y organizar mis ideas antes de ejecutar cualquier acción. Así, poco a poco, los “sustos” se convirtieron en aprendizajes. Aprendí a planear, a anticipar riesgos y a no dejar que la incertidumbre me paralizara. Cada pequeño logro me daba más confianza y me enseñaba que los errores son solo lecciones disfrazadas.

Al final, no hubo pérdidas ni errores catastróficos. Solo un gran susto que me enseñó a enfrentar nuevos desafíos con paciencia, preparación y curiosidad. Hoy miro hacia atrás y me río de aquel primer día, todo parecía terrorífico, pero cada paso me hizo más fuerte y segura en el mundo blockchain. Este primer proyecto fue la puerta a muchos aprendizajes que aún continúan.
