“Caminando entre Leones”
(Capítulo Final)
Lector: Para leer las primeras partes de este relato debes dar clic en el siguiente cuadro:
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“Caminando entre Leones”
(Capítulo Final)
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in dar más explicaciones y sin comprender lo que hacía, giré, y colocándome delante de aquél lugar en ruinas pronuncié las palabras que se me fueron indicadas, cerré los ojos y di un paso al vacío.
cto seguido, una enorme roca se colocó justo debajo de mi pie. Abrí los ojos y contemplé en mi incertidumbre que los milagros existen. Todos los leones comenzaron a rugir y una algarabía hizo presencia, Timor dio la orden a gritos de que todos hicieran silencio y, sutilmente, pero con desprecio, me indicó que me apresurara.
o había vuelta atrás, mi suerte estaba echada y a favor. Sucesivamente fui dando un paso tras otro, y de la misma forma, enormes rocas se colocaban debajo de cada una de mis pisadas.
l encontrarme justo en la mitad del camino, volteé, miré abajo, y al verme tan lejos de la orilla y observar la profundidad de aquel precipicio, todo el valor quedó desmoronado ante el preludio de mi destino. Mi cuerpo omitía las ordenes que proporcionaba mi cerebro, caí arrodillado. Mi vista permaneció anclada a ese último tramo del camino.
in embargo, en medio del caos que germinaba dentro de mis titubeantes sentidos, se alzó en mi cabeza, una voz familiar.
egundos después escuché la voz de Reyven que decía:
ntonces, el valor se elevó desde mi moribundo interior, revivió con ímpetu y me entregó el deseo de continuar, reanudé mi marcha.
ara mi desconcierto, a sólo escasos metros del final, algo falló, esta vez no hubo roca que se posase debajo de mí.
e grité a Spes que debía hacer, y este contestó:
n el momento preciso que mi cuerpo se encontraba en el aire, la marca de mi mano comenzó a atormentarme en una ráfaga de punzante dolor y por extraño que parezca, la cicatriz volvió a abrirse, de ella brotó sangre y de esa sangre se formó el último tramo del camino. Caí tambaleándome delante de Spes.
iré atrás, se lograba ver el levantamiento de un polvorín, resultado del caminar de legión, al parecer todos ya venían en camino. Timor, Shersa y Kinsa eran la punta de lanza, se acercaban rugiendo.
Me indicó.
dijo.
Le dije.
Dijo Timor, el cual ya se encontraba a unos cuantos metros de nosotros.
eguidamente rugió con una fuerza tan descomunal, que el puente y la tierra temblaban, Spes también hizo lo mismo y el choque de ambos rugidos alertó y detuvo a la manada que venía acercándose por el puente, al parecer el mundo se estremeció.
nminentemente, todo se resumía en esta última batalla, ya no podía retroceder, hiciera lo que hiciera la muerte me estaba esperando.
pes y yo corrimos al encuentro de Timor, Shersa y Kinsa. Cerré mis ojos y me entregué a mi destino. Pero algo perturbador sucedió en el exacto momento de comenzar la sangrienta pelea, una intensa luz iluminó absolutamente todo mientras fui elevado por los aires, sucesivamente aquellos animales, empezando por Spes y Timor, como espíritus, entraron en mi cuerpo, luego paulatinamente todos los demás leones, al final una profunda oscuridad se encarnó a mi alrededor. Estaba ante la presencia de la nada.
Dijo Timor, También personificó.
ntonces, ambos mostraron ante mis ojos, una escena. Era justo el momento cuando Reyven y mi persona cruzamos la esquina que nos trasportó a este extraño lugar.
Comentó Timor.
Me indicó Timor.
Prosiguió Shersa.
Me dijo Kinsa.
cto seguido, los tres leones rugieron con fuerza, destrozando así, la oscuridad. Abrí mis ojos, estaba al borde del precipicio y esta vez sabía qué debía hacer.
as nubes se abrieron y dejaron que admirara desde lo alto la ciudad de valencia/Venezuela, mi amada tierra. Inmediatamente me dejé caer y en medio de aquella caída fui abriéndome paso entre recuerdos de lo experimentado, pero de lo no vivido; la historia detrás de lo que realmente ocurrió estando en este mundo.
n esas escenas vi a mi madre llorar en profunda agonía, a mi padre caminar de un lado a otro preparándose para lo peor, mis hermanos iban y venían tratando de encontrar los medicamentos que solicitaban los médicos, porque era y es una increíble odisea encontrar medicamentos. Observé a Reyven entrar en el quirófano y entonces, sentí un gran dolor que recorrió todo mi cuerpo, no podía moverme, poco a poco fui abriendo los ojos (los apreciaba muy pesados al igual que a mi cuerpo) terminé de abrirlos y una luz intensa se fue clareciendo, aquellos leones habían tenido razón, me encontraba en un hospital.
ntente mover mi brazo derecho, solo mi mano reaccionó moviendo sigilosamente el dedo índice. Miré a mi izquierda, el cuerpo de mi madre yacía reposado en mi camilla, ella dormía agarrando afectuosamente mi mano. Intenté darle un pequeño apretón para hacer sentir mi presencia en este inexorable mundo, lo conseguí, mi cuerpo estaba reanimándose, mi madre levanto su mirada soñolienta y al verme despierto reventó en llanto, se lanzó sobre mí, me abrazó, me besó la frente, las mejillas y las manos, le daba la gloria a Dios por haber despertado.
e hice señas para que me sacaran el tubo ***Endotraqueal*** que estaba introducido en mi boca y que sentía llegar hasta el estómago, ella salió corriendo en dirección a la puerta de la habitación y desde allí, llamó a gritos a las enfermeras para que vinieran a auxiliarme, a la brevedad llegó una de ellas, y terminó por desconectarme de todos los aparatos, según ella, yo ya estaba bien y en viento en popa para mi recuperación total.
Agregó la enfermera.
Le dije.
i voz apenas se lograba escuchar, me costaba poder articular las palabras.