
Ya es un hábito incurable. El poema huye, busca luz, busca oídos, almas, corazones. Significa y se postula desde literatos para, con humildad de peregrino, alcanzar su premio mayor: la vida. Agradecido de esta comunidad donde continúo publicando, donde estrené mi primer abrazo en hive, donde no estoy solo. Y ahora, otro
OFICIO DE VAGABUNDO (V)
Y es que mi sombra es con sandalias tristes, con un saco detrás, sobre los hombros. Con su luto de estrella bocabajo.
Y duermo cada noche sobre la ceniza de carne aletargada: alto el festín de ella cada noche hasta que el sol descubra de rodillas los vicios, las costumbres, mis normales praderas de morir o de estar solo.