
Para los días que corren: el poema que corre porque escapa de su prisión: la prisión de la mente conectada a mi espíritu. Y mis amigos en literatos no me dejarán mentir, no pueden perder de vista este
OFICIO DE VAGABUNDO (IX)
La rosa no es la rosa ni este mundo es mi mundo.
¡Qué de barcos se me fueron por la epidermis del yo fui! Acá un trozo de pared y allá los antiguos, los derruidos insomnios.
El poema no es el poema ni esta vida es mi vida.
Pero mis péndulos y mis gorriones saben, intuyen, danzan, mueren. Y una flor es una escaramuza, y dos flores el fin o mi principio después de la última abeja.
El orgullo no es el orgullo ni este rostro es mi rostro.
Ayer pude fingir una lágrima. En broma he lavado penínsulas de temor. Sí, automóviles: yo los veo pasar con su carga de fósforos pero el poema no es el poema ni esta vida es mi vida.