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A finales de 2023 tuve un par de visiones de la diosa Hel, Señora del Inframundo en la mitología nórdica. Apareció ante mí como una gigantesca columna de oscuridad coronada por cuervos y con su rostro parcialmente hecho de una sustancia como porcelana blaquísima. La primera vez que la vi, no entendí lo que decía. La segunda vez acercó su rostro a mí y pude entender el mensaje, que en menor medida es el que pueden ver en la lectura rúnica de hoy: las emociones son expresiones de la vida, todo lo que siente vive y todo lo insensible está muerto. También me dijo que toda materia es, en últimas instancias, emoción. A sus pies, como marionetas, se encontraban los ejércitos de los muertos, subrayando sus palabras, incapaces ya de actuar por sí mismos, sin voluntad ni propósito más que esa terrible esclavitud que los condenaba a marchar a Ragnarök, el Fin del Mundo en ese sistema de creencias.
Por años he trabajado en desaprender las conductas condicionadas que me separan de mis verdaderos sentimientos, así que mucho antes de recibir este mensaje, ya entendía la importancia crucial de las emociones en esta experiencia física. Lo que el mensaje me confirmó es lo poderoso que es saber imbuir objetos, lugares y acciones con las emociones adecuadas, así como inspirarlas en seres vivos. Si yo estoy consciente de lo que siento, puedo manejarlo según mis necesidades y, en consecuencia, conseguir lo que estoy buscando con precisión y rapidez. La otra cara de esa moneda es que, así como puedo dirigir mis emociones, pudo hacerlo con las de otros si ellos mismos no saben cómo se sienten, y allí radica la verdadera influencia. Por milenios, los gobernantes y líderes espirituales han hecho ésto para obtener mayor dominio sobre sus seguidores, a veces con propósitos nobles, pero en la mayoría de los casos, únicamente por motivos egoístas. En efecto, ésto fue lo que ocurrió en Venezuela con la Vaguada de 1999, fue un poderoso asalto colectivo que nos dejó a todos vulnerables, prestos a ser manipulados. Estando al tanto de eso, mi labor entonces ha sido la de tomar mayor responsabilidad y usar esta capacidad para inspirar a otras personas a establecer una mejor relación con sus emociones, con sus complejos mundos internos.
At the end of 2023 I had a couple of visions of the goddess Hel, Ruler of the Underworld in Norse mythology. She appeared before me as a gigantic column of darkness crowned by ravens and with her face partially made with a substances like the whitest porcelain. The first time I saw her, I couldn't make out what she was saying. The second time, her face approached me and I could understand the message, which to a lesser degree is what you can see in today's runic reading: emotions are expressions of life, everything that feels is alive and everything that's insensitive is dead. She also told me that all matter is, ultimately, emotion. At her feet, like marionettes, stood the armies of the dead, underscoring her words, incapable of acting by themselves, without will or purpose beyond that terrible slavery that damned them to march to Ragnarök, the End of the World in that belief system.
For years I've worked on unlearning the conditioned conducts that separate me from my true feelings, so long before I got this message, I already understood the crucial importance of emotions in this physical experience. What the message confirmed to me is the power that lies in knowing how to imbue objects, places and actions with the adequate emotions, as well as to inspire them in living beings. If I'm aware of what I feel, I can handle it in accordance to my needs and, in consequence, get what I'm looking for with precision and speed. The flipside of that coin is that, just as I can direct my emotions, I can do it with those of others if they themselves don't know how they feel, and therein resides the true influence. For millennia, rules and spiritual leaders had done this in order to obtain greater dominion over their followers, sometimes with noble purposes, but in most cases, solely with selfish motivations. In effect, this is what happened in Venezuela with the flooding and landslides of 1999, that was a mighty collective assault that left us all vulnerable, ready to be manipulated. Being aware of this, my task has therefore been that of taking more responsibility and using this capacity to inspire other people to establish a better relationship with their emotions, with their complex inner worlds.
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Empoderar a la gente para que estén conscientes de lo que sienten no es una tarea fácil, pues primero me ha tocado liberarme de la **necesidad** de ayudar a otros. Pareciese contradictorio, pero lo que he podido verificar durante mi servicio, es que esa necesidad es un problema, pues nace de algo más profundo y cubre un fenómeno menos sincero. Si necesito ayudar, es porque yo mismo no me estoy ayudando, estoy relegando mis confusiones, dudas y problemas por el supuesto beneficio de otros y, en paralelo, está la gran arrogancia de creer que puedo salvarlos, que ellos no pueden por sí mismos sin mi cooperación, que a su vez enmascara mis propias necesidades y dilemas, el temor a ser visto como soy. No es responsabilidad de nadie ayudar a otros a lidiar con sus propios asuntos, por muy terribles que puedan parecer.
Luego de deshacerme de esa necesidad, viene la otra parte: reconocer que cada quien tiene su tiempo y procesos, y que mi presencia no tiene por qué ser bienvenida o útil. El orgullo personal se retuerce ante esta perspectiva, reacciona a veces de formas violentas, y es por eso que la primera parte es tan relevante. La única forma que he encontrado de ayudar honestamente a otros es el acompañamiento, estar allí para escuchar en silencio lo que tienen qué decir, ofrecerles mi apertura y la ausencia de juicio que he entrenado en la última década. Con frecuencia, las personas no quieren saber qué sucede dentro de ellas, y eso no está mal, se tienen que dar el tiempo para comprender por qué, y no puedo ser yo, ni nadie más, quien se los muestre. Todo lo que puedo hacer es crear un espacio seguro y de confianza, para que ellas puedan abrirse y expresarse con comodidad. Hablar de mi propia experiencia sin escatimar las partes desagradables me ha servido bastante en este sentido, ya que así les muestro no solo que yo también he tenido y tengo mis temas a resolver, sino que es posible alcanzar un nivel mayor de balance, que se puede vivir mejor.
Empowering people so that they're aware of what they feel isn't an easy task, because first I've had to free myself from the **need** to help others. It might sound contradictory, but what I've been able to verify during my service, is that this need is a problem, because it springs from something deeper and covers a less sincere phenomenon. If I need to help, it's because I'm not myself helping me, I'm relegating my confusions, doubts and problems supposedly for the sake of others and, in parallel, there's the great arrogance of thinking that I can save them, that they can't do it themselves without my cooperation, which in turn masks my own needs and dilemmas, the fear of being seen as I am. It's nobody's responsibility to help others in dealing with their own affairs, no matter how terrible they might be.
After getting rid of this need, there comes the other part: acknowledging that each person has their time and processes, and that my presence doesn't have to be welcome or useful. Personal pride squirms at this perspective, it sometimes reacts in violent ways, and that's why the first part is so relevant. The only way that I've found to honestly help others is accompanying them, being there to listen in silence to what they have to say, offering them my openness and the absence of judgment that I've trained for during the past decade. Typically, people don't want to know what's happening inside them, and that's not a bad thing, they have to give themselves the time to understand why, and neither I nor anyone else can show that to them. All I can do is create a space of safety and trust, so that they can open up and express themselves with comfort. Speaking of my own experience without leaving out the unpleasant parts has served me pretty well in this, because that way I can show them not only that I too have had and continue to have my issues to resolve, but also that it's possible to attain a greater degree of balance, that we can live better.
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Tal y como dice el mensaje de la Runa abajo, las emociones y las sensaciones que se derivan de ellas son las palabras del cuerpo, se depositan en, y son procesadas por, nuestras células. Si las reprimimos o intentamos negarlas, sólo lograremos desconectarnos de nosotros mismos y, por extensión, del mundo que nos rodea. No hay ninguna forma de vivir con plenitud sin reconocer cómo nos sentimos, como dice la investigadora estadounidense Brené Brown en su **[famosa charla de TED sobre la vulnerablidad](https://www.youtube.com/watch?v=iCvmsMzlF7o)**, no podemos entumecer emociones selectivamente: si entumecemos la ira, el odio, el duelo o el miedo, también entumecemos la alegría, el placer, el entusiasmo y el amor. Las peores atrocidades de la humanidad están sustentadas en esta tendencia a reprimir y esconder lo que sucede en nuestro interior, especialmente de nosotros mismos.
**Algunas ideas sobre cómo conectar mejor con las emociones**
Muchas personas en esta comunidad probablemente ya estarán al tanto de lo que mencionaré abajo, pero quizás el recordatorio igual les venga bien:
- Respirar conscientemente. Es la forma básica y más efectiva de estar presentes. Se trata de tomarnos unos minutos al día sólo para sentir el aire entrar y salir. Todas las formas de meditación se basan en este simple proceso.
- Ejercicio físico. Toda forma de actividad física, desde caminar hasta hacer deporte o yoga, nos ayudan a conectarnos con nuestro cuerpo y, por lo tanto, a tener mayor consciencia de nuestras emociones.
- Escribir, tocar un instrumento musical, hacer teatro o practicar alguna forma de arte manual nos sirve para extraer pensamientos, ideas y sensaciones profundas de nuestro sistema, haciéndolas visibles, audibles, tangibles y, por ende, más fáciles de trabajar y entender.
- Beber más agua y tener contacto con el mar, un lago o un río. Nuestro cuerpo está compuesto en su mayor parte por agua, así que todo lo que mejore nuestra relación con este elemento también mejorará nuestro estado emocional.
- Hablarnos sinceramente sobre lo que sentimos, puede ser ante otras personas, ante el espejo o simplemente en un monólogo verbalizado. No es necesario preocuparse por "parecer loco", como les comenté arriba, la locura real es intentar negar lo que estamos sintiendo. Estar pendientes de cómo nos referimos a nosotros mismos y a nuestro mundo puede revelar contradicciones y ruido que sustentan conductas problemáticas y que permanecerían invisibles de otra forma.
Hay mucho más que se puede hacer, éstas son solo algunas herramientas al alcance de cualquier persona en cualquier momento.
Acá está la Runa de hoy.
Just like the message of the Rune below says, emotions and the sensations derived from them are the words of the body, they're stored in, and are processed by, our cells. If we repress and try to deny them, we'll only manage to disconnect from ourselves and, by extension, from the world around us. There's no way to live fully without recognizing how we feel, like the American researcher Brené Brown says in **[her famous TED talk about vulnerability](https://www.youtube.com/watch?v=iCvmsMzlF7o)**, we can't selectively numb emotions: if we numb anger, hatred, grief or fear, we also numb joy, pleasure, enthusiasm and love. The worst atrocities of humanity are supported on this tendency to repress and conceal what's happening within us, especially from ourselves.
**Some ideas on how to better connect with emotions**
Many people in this community are probably already aware of what I'll mentioned below, but perhaps the reminder will come handy to them too:
- Conscious breathing. This is the basic and most effective way of being present. It's about taking a few minutes during the day just to feel the air entering and exiting. All forms of mediation are based on this simple process.
- Physical exercise. Every form of physical activity, from walking to doing sports or yoga, helps us connect with our body and, therefore, to grow more aware of our emotions.
- Writing, playing a musical instrument, doing theatre or practicing any form of manual art allows us to extract thoughts, ideas and profound sensations from our system, making them visible, audible, tangible and, hence, easier to work with and understand.
- Drinking more water and getting into contact with the sea, a lake or a river. Our body is made up mostly of water, so everything that improves our relationship with this element will also improve our emotional state.
- Talking sincerely to ourselves about what we feel, perhaps before another person, in front of the mirror or simply in a verbalized monologue. You don't need to worry about "seeming like a crazy person", as I told you above, the real madness is trying to deny what we're feeling. Being conscious of how we refer to ourselves and our world may reveal contradictions and noise that sustain problematic behaviors and which would remain invisible otherwise.
There's much more that can be done, these are just some tools at anyone's reach at any time.
Here's the Rune for today.
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