A veces sentimos que el mundo se nos viene encima, que todo parece urgente, que todo suena fuerte y también que duele más de lo que debería, el corazón late tan rápido que a veces pareciera salirse de nuestro pecho, la mente corre sin frenos y el cuerpo, pues grita en silencio un inmenso ¡BASTA!

Pero no siempre lo escuchamos.
Culturalmente, estamos amoldados a una manera de ser que aplaude la prisa, qué premia al que no toma descanso alguno, una sociedad que te hace ver de manera romántica el agotamiento, como si fuese una medalla de honor, y allí estamos nosotros con los hombros tensos con los pensamientos enredados y el alma pidiendo una tregua para dar un suspiro.

Por eso hoy quiero decirle algo simple, pero que también es muy poderoso, cálmate y respira, no te vaya a dar algo.

Estas palabras han sido parte de mi vida durante mucho tiempo, quisiera compartirla con ustedes.
Esta no es una frase graciosa que decimos cuando una persona se altera, si no más bien un recordatorio urgente de que el bienestar importa que no todo merece nuestra reacción, y que no todo lo que pasa en nuestro entorno debe sacudir lo que tenemos dentro.

Respirar es el primer acto de vida, y, sin embargo, lo olvidamos, nos pasamos el día conteniendo el aire, apretando la mandíbula, tragando emociones en seco, hasta que el cuerpo sabio cómo es nos detiene y nos dice de manera directa con un dolor, con insomnio, un no rotundo, dando a entender que no puede más y entonces sucumbe en el acto.

Hazlo ahora en este momento, por tu bien, sí, amigo mío, así como lo lees:
-
Inhala profundo, siente como el aire entra por tus pulmones y cómo te llenas de vida.
-
Exhala lento, suelta lo que no necesitas.
-
Hazlo otra vez y repítelo varias veces hasta que tu corazón baje el ritmo y la mente sepa que no hay peligro alguno.
Porque tú no estás en guerra, no tienes que demostrar nada a nadie, no tienes que cargar con todo, no tienes que hacerlo perfecto.
Solo tienes que estar presente, consciente y vivo, y si hoy no puedes con todo, está bien.

Si necesitas llorar, gritar, dormir o simplemente desconectarte también es entendible para ti, recuerde que no eres débil por sentir, no eres menos por parar, eres humano y eso ya es bastante.
Cálmate y respira no por miedo a que te dé algo, sino por amor a que no te falte nada, ni paz, ni salud ni alegría.

Haz de la respiración, tu refugio, haz de la calma, tu revolución, haz de ti tu prioridad.
Y si alguien te dice que exageras, que eres muy sensible, que no es para tanto, simplemente sonríe, respira y sigue cuidándote.
Porque quien no respeta tu calma no merece la tormenta.
Hoy no se trata de hacer más, se trata de ser más:
Más amable contigo mismo, más paciente con tu proceso, más consciente de lo que necesitas.

Así que la próxima vez que sientas que todo se te desborda recuerda esta frase: cálmate y respira, no te vaya a dar algo.
Y si te da algo que sea risa, sea paz, que sea un abrazo, que sea una nueva forma de mirar la vida porque tú lo mereces.
Al final lo más urgente de todo es vivir.
Muchas gracias...

Fuente de Imagenes CANVAS Pro.