[ESP] Hola querida comunidad de @holos-lotus Es un placer —aunque un poco tardío— unirme a esta iniciativa. Me siento agradecido de poder compartir con ustedes una parte muy personal de mi historia, pues no podía dejar ir esta oportunidad.
Resignificar no es olvidar, ni negar, ni minimizar. Es mirar de nuevo, con otros ojos, con más conciencia y con más amor.
Desde niño fui hijo único durante 15 años. Me dieron absolutamente todo: amor, cuidado, atención... pero también hubo sobreprotección. Mis padres, con sus miedos y su deseo de cuidarme, terminaron decidiendo por mí, controlando cada paso, cada espacio, cada decisión.
Cuando llegó mi adolescencia, mi carácter cambió. Empecé a ver la vida desde mis propios ojos, con mis propios sueños y, claro, los choques con mi padre no tardaron en aparecer. Él siempre ha sido un hombre fuerte, de carácter duro, que le gustaba que hiciera las cosas a su manera. Yo, con mi rebeldía y mis ganas de ser libre, sentía que lo que quería era dominarme, hacerme a su medida, moldearme como un muñeco o como el niño que ya no era.
Por muchos años creí que lo único que buscaba era controlarme. Que su intención era tener el poder sobre mí. Que no había amor detrás de sus acciones, sino imposición.
Pero el tiempo, la vida, los años…me mostraron otra perspectiva.
Resignificar fue un volver a mirar esas experiencias de control y sobreprotección, no con los ojos heridos del pasado, sino con la madurez que me ha dado el presente. Y al hacerlo, comprendí que, aunque su manera era brusca, aunque a veces me dolía su dureza, lo que realmente había detrás era un amor profundo. Era su forma —quizás imperfecta, quizás tosca— de asegurarse de que yo estuviera bien.
Ese proceso me enseñó algo invaluable: cuando el día de mañana tenga hijos, sé que tendré que guiarlos por el mejor camino, incluso cuando ellos no lo entiendan en ese momento. Entendí que un padre muchas veces actúa con base en su experiencia, en sus miedos, en su deseo de proteger. Y que, aunque un hijo pueda sentirlo como imposición, con los años, con más madurez, podrá reconocer que detrás había amor y cuidado.
Quiero que este mensaje sea también un reflejo para todos los padres del mundo. A veces no hay entendimiento con los hijos. A veces sus gritos, su rebeldía o sus silencios parecen alejarnos. Pero eso no significa que se deje de amar. Al contrario: amar a un hijo también implica corregir, poner límites, mostrarles caminos que en el momento no parecen fáciles de aceptar. Lo importante es que esas acciones nazcan desde el amor y no desde la imposición vacía.
Hoy entiendo que su sobreprotección no fue un castigo, sino su manera torpe pero auténtica de amar. Y en ese entendimiento encontré paz.
Resignifiqué sus acciones y encontré una perspectiva de linda sanación.
Volví a mirar la historia con los ojos del corazón. Y descubrí que lo que dolió, también puede enseñarnos. Que lo que parecía control, también fue amor.
Gracias a mi padre y gracias a ustedes, por escuchar y permitirme compartir este proceso de transformación.
Fotos tomadas de Pixabay --------------------‐-------------------------------------------------------------
[ENG] Hello dear @Holos-Lotus community, It is a pleasure —though a bit late— to join this initiative. I feel grateful to be able to share with you a very personal part of my story, because I couldn’t let this opportunity pass by.
Reframing does not mean forgetting, denying, or minimizing. It means looking again, with different eyes, with more awareness and more love.
As a child, I was an only son for 15 years. I was given absolutely everything: love, care, attention… but there was also overprotection. My parents, with their fears and desire to protect me, ended up deciding for me, controlling every step, every space, every decision.
When adolescence came, my character changed. I began to see life through my own eyes, with my own dreams and, of course, clashes with my father quickly appeared. He has always been a strong man, with a tough character, who liked things done his way. I, with my rebelliousness and longing to be free, felt that what he really wanted was to dominate me, to shape me into his image, to mold me like a puppet—or like the little boy I no longer was.
For many years I believed that all he wanted was to control me. That his intention was to hold power over me. That there was no love behind his actions, only imposition.
But time, life, and the years… showed me another perspective.
Reframing meant looking again at those experiences of control and overprotection, not with the wounded eyes of the past, but with the maturity I’ve gained in the present. And in doing so, I understood that, although his way was harsh, although his toughness sometimes hurt me, what truly lay behind was a deep love. It was his way —perhaps imperfect, perhaps rough— of making sure I was okay.
That process taught me something invaluable: when I have children one day, I know I will have to guide them along the best path, even when they don’t understand it at the time. I came to understand that a father often acts based on his experience, his fears, his desire to protect. And although a child may perceive it as imposition, with the years, with more maturity, they may recognize that behind it was love and care.
I also want this message to be a mirror for all parents in the world. Sometimes there is no understanding with our children. Sometimes their shouting, their rebellion, or their silence seems to distance us. But that does not mean love is absent. On the contrary: loving a child also means correcting, setting limits, showing them paths that at the time may not be easy to accept. What matters is that those actions are born from love, and not from empty imposition.
Today I understand that his overprotection was not punishment, but his clumsy yet authentic way of loving. And in that understanding, I found peace.
I reframed his actions and discovered a perspective of beautiful healing.
I looked back at the story with the eyes of the heart. And I discovered that what once hurt can also teach us. That what once seemed like control, was also love.
Thanks to my father, and thanks to all of you, for listening and allowing me to share this process of transformation.
Pics from Pixabay