Este texto forma parte de un ejercicio de escritura íntima y autodidacta dentro de mi proyecto Vivo Bonito, donde exploro la memoria, los afectos y las conexiones que trascienden el tiempo y la distancia. Es una carta que no escribí para enviar, sino para sanar. Porque a veces los sueños nos devuelven abrazos que creíamos perdidos, y escribirlos es una forma de mantenerlos vivos
De renuncias sé mucho. Una de ellas fue a los sueños. Los oníricos. Aprendí a mantenerlos lejos de mi realidad. A no darles cabida ni en mi tiempo ni en mi espacio. Por salud mental. Pero a veces son tan sensoriales que no puedo ignorarlos. Me hablan. Me avisan. Me tocan. Anoche soñé contigo. Nos abrazábamos. Llorábamos de frustración, así lo dijimos, las dos. Sentí tu cabellera larga, tibia, cayendo lisa como una cascada por tu espalda. Te abracé grande. Hasta escuchar tus latidos, hasta sentir tu respiración. Hablamos. Resolvimos. Pero eso no importa ahora. Solo quiero que sepas: contá conmigo.
Imagen creada con ChatGPT
> Gracias por leerme. Si te gustó este texto, te invito a conocer más sobre mi proyecto de escritura y estilo de vida consciente. Sígueme en Instagram como @3l3ida. Vivo bonito, escribo bonito.