A veces el silencio dice más que mil palabras. Hoy les comparto un microrrelato breve, casi como un susurro, nacido de esos momentos en que queremos hablar... pero también queremos ser escuchados de verdad. Una pequeña escena, cargada de tensión, deseo y esa queja callada que tantas veces guardamos en el alma. Espero que conecte contigo, que lo leas con los oídos del corazón.
—Háblame bajito. Deja el estruendo. ¿No ves que estremeces el sueño? —Pero déjame que te cuente algo. —Ok. Pero dilo bajito. —¿Así? ¿Como si te confesara mis anhelos? —No. Más bajito. —¿Al volumen de un secreto que roza tu cabello ondulado? —No, no. Mucho más. —¿Cómo cuando murmuro tu nombre al borde de un beso, o susurro un deseo en tu piel? —Más. —¿Qué tanto más? Puedo decirlo sin voz y aún así sentir que mi aliento quebranta el silencio de tu corazón adormecido.
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