Pues sí escucho un trino, lo canto. Si me deslumbra la luz, la atrapo. Si me habla una voz, le escribo. Si me late el corazón, propongo.
Tejo tanto en hilos como en emociones. Siempre riego y podo con mis propias raíces en tierra. Cambio el acento, el tono y el estilo según padezco el día. A veces formal laburo, otras, jerga criolla. Más bien: gigante frágil, con pie pesado y cabeza voladora.
Vuelo a ras de crestas de olas, despeinando médanos, surcando ríos, partiendo cogollos, siempre cerquita de algo donde aterrizar.
Porque solo siento el vuelo, mas no lo puedo conjugar.
Así como cuando vuelo de amor cerquita de ti: surcando tu piel, peinando tu cabello, fundiendo tu cuerpo, planeando hacia tus ojos y así, apacibles y sin permiso, poderte besar.