Entrada al Concurso de cartas de Literatos | Carta a la mujer Araguaney

Hola mujer. Hace bastante tiempo que no sé nada de ti, desde el día en que nos separamos y cada quien siguió con el curso de su vida, dejando atrás todo lo vivido, lo bueno, lo malo. ¿Qué decir? fue como darnos una nueva oportunidad ajenos el uno del otro. No sé por qué he sentido la necesidad de contactarte de nuevo y alborotar un poco esos sentimientos por aquellas cosas que quizá debimos decirnos, pero que jamás salieron de nuestras bocas. Creo que esta necesidad surgió al leer una frase trivial que un amigo en común publicó en su estado y que removió algo muy dentro de mí: >*“El Araguaney que un día floreció hermoso e imponente, hoy muestras sus secas y enclenques ramas, esperando que las anheladas cabañuelas caigan, mojando y nutriendo sus raíces para volver a florecer.”* Y dirás tú: *“qué tiene eso que ver conmigo, y por qué te recordaste de mi”*. La verdad es que te he mentido al decirte que no sé nada de ti, pues a pesar de la distancia que nos separa, he seguido paso a paso todo lo que ha ocurrido contigo, porque una mujer como tú jamás se ignora ni se olvida, a pesar de las circunstancias que forzaron nuestra separación. Sé que la vida no te ha tratado como te mereces y que ha sido ruda e injusta contigo. Esa belleza deslumbrante que me enamoró, hoy luce opaca y desabrida con marcadas arrugas por el tic tac del reloj y el sufrimiento, aunque en el fondo se percibe esa belleza salvaje que traspasa las fronteras del tiempo. La riqueza y los bienes que ostentabas y que te hacían grácil y deseada te fueron arrebatados y despilfarrados llevándote al borde de la mendicidad, pero te sustenta el hecho de saber que tu verdadero valor no está en lo material. Tu inocencia y pureza fue violada y mancillada por aquellos en quienes confiaste y que se suponía que te cuidarían y protegerían, mientras marcabas distancia de quienes realmente te respetábamos y amábamos; aunque sé que aún conservas un alma noble y vestal que nadie te podrá arrebatar jamás. Espero que no sientas que en estas líneas te agredo y critico sin razón, pues lo que te digo lo escribo desde el más profundo amor. Sí, amor, ya que nunca he dejado de amarte ni por un instante, y precisamente me alejé de ti al ver en lo que te estabas convirtiendo, indiferente a mis ruegos y advertencias. Sé que no fue muy valiente de mi parte dejarte y no luchar por ti hasta la muerte, como se esperaba, pero me dejé llevar por mis propios sueños y añoranzas, que tampoco resultaron ser como hubiera deseado; aunque no quiero agobiarte ni aburrirte con mis andares. Solo quería escribirte para decirte que espero de corazón tu recuperación para que vuelvas a ser la mujer imponente y maravillosa de otrora, y que ese día me puedas perdonar la ausencia y me vuelvas a recibir en tus deseados brazos. Te extraño y te amo como nunca podré amar a nadie más, mi amada Venezuela.

**CONCURSO DE LITERATOS: Carta a una mujer** >*Se participará con un texto epistolar (en prosa) de entre 350 y 550 palabras.
La carta debe estar dirigida a una mujer (real o imaginaria).
Debe estar escrito en español.*