# "Para recibir, primero hay que dar, y lo que quieras que otros hagan por ti, hazlo tú también por ellos". Disfruto mucho del contacto físico con la gente, con mis amigos, con mis hijos, y esto me lleva a creer que no puedo esperar que lo hagan por mí si primero no intento hacerlo por ellos. De niño, buscaba con ansias el contacto físico con mi madre. Correr a sus brazos era una delicia, pues sus brazos contenían las caricias más tiernas que un ser humano pudiera recibir. Estar en los brazos de mi madre me generaba sentimientos de confianza y seguridad, lo cual se traducía en mi bienestar emocional. Mi madre era un refugio donde cada uno de sus hijos buscaba consuelo, y yo, en particular, me sentía feliz y dichoso en sus brazos. # Al crecer, las palabras positivas de mi madre me llenaban de emoción. Recibir la seguridad de que era un buen hijo y un buen estudiante me brindaba una gran alegría y me hacía comprender que mi madre tenía una alta opinión de mí. Recuerdo haber sido un estudiante sobresaliente en la escuela, y los profesores felicitaban a mi madre por mi desempeño. Después, en casa, mi madre me abrazaba y me decía lo orgullosa que estaba de mí porque había sido un estudiante sobresaliente, y los profesores se lo habían dicho. Que la gente hablara bien de mí era muy halagador, ya que me motivaba a continuar mis estudios y era como una fuerza impulsora que elevaba mi autoestima. Las palabras, los gestos y los abrazos de mi madre significaron mucho para mi motivación y mis logros como estudiante. Mi madre era una de esas mujeres que me decía que no dejara de estudiar y que aprovechara la inteligencia que Dios me había dado para obtener un título universitario. Las palabras de ánimo de mi madre eran muy constantes, y un día me dijo: "Hijo, espero que te gradúes de la universidad y me compres una casa en mejores condiciones que la que teníamos en ese momento". Las palabras de ánimo de mi madre y sus maravillosos y cariñosos gestos reforzaron mi sueño de graduarme en educación. Siempre busqué en mi madre ese impulso, esa fuerza y esas palabras de aliento que me motivaron a perseverar y alcanzar mi sueño. Mi madre rara vez me criticó cuando era pequeño; lo importante es que sus consejos y su cariño fueron fundamentales para lograr el éxito tanto profesional como personal. Tan pronto como me gradué de la universidad y conocí a la que ahora es mi esposa, ella también reforzó mi motivación con palabras positivas y ese contacto físico tan esencial como esposa y compañera. Tenemos cuatro hijos, y su cariño es especial para fortalecer el bienestar de mi familia. Busco las caricias de mi esposa, sus palabras positivas y esos gestos que me ayudan y me animan cuando las cosas no van bien. Busco las caricias de mis hijos. Ese contacto físico y esas palabras de aliento que expresan su amor y ternura. En verdad, lo que busco, siempre trato de darlo primero, y es el resultado lo que genera bienestar y motivación para afrontar los desafíos de la vida. No puedo negar que hay momentos de palabras negativas y gestos desmoralizantes; sin embargo, lo que más valoro son las palabras que fortalecen mi bienestar psicológico, emocional y social. Agradezco a nuestra columnista @damarysvibra por esta nueva iniciativa que está promoviendo dentro de nuestra querida comunidad @holos-lotus. Éxito. #

# ### The caresses I often seek # "To receive, you must first give, and what you want others to do for you, do for them as well." I greatly enjoy physical contact with people, with my friends, with my children, and this leads me to believe that I can't expect them to do it for me if I don't first try to do it for them. As a child, I eagerly sought physical contact with my mother. Running into her arms was a delight, for her arms held the most tender caresses a human being could receive. Being in my mother's arms generated feelings of trust and security, which translated into my emotional well-being. My mother was a refuge where each of her children sought comfort, and I, in particular, felt happy and blissful in her arms. # As I grew up, my mother's positive words filled me with emotion. Receiving the reassurance that I was a good son and a good student brought me great joy and made me understand that my mother had a high opinion of me. I remember being an outstanding student in school, and the teachers would congratulate my mother on my performance. Later, at home, my mother would hug me and tell me how proud she was of me for being such an outstanding student, and the teachers had told her so. It was very flattering when people spoke well of me, as it motivated me to continue my studies and was like a driving force that boosted my self-esteem. My mother's words, gestures, and hugs meant a great deal to my motivation and my achievements as a student. My mother was one of those women who told me not to stop studying and to take advantage of the intelligence God had given me to get a university degree. My mother's words of encouragement were constant, and one day she told me, "Son, I hope you graduate from university and buy me a better house than the one we had at the time." My mother's words of encouragement and her wonderful, loving gestures reinforced my dream of graduating with a degree in education. I always looked to my mother for that drive, that strength, and those words of encouragement that motivated me to persevere and achieve my dream. My mother rarely criticized me when I was little; what matters is that her advice and love were fundamental to achieving both professional and personal success. As soon as I graduated from university and met my now-wife, she also reinforced my motivation with positive words and that essential physical contact as a wife and partner. We have four children, and her love is especially important in strengthening my family's well-being. I seek my wife's affection, her positive words, and those gestures that help and encourage me when things aren't going well. I seek my children's affection. That physical contact and those words of encouragement that express their love and tenderness. Truthfully, what I seek, I always try to give first, and it is the result that generates well-being and motivation to face life's challenges. I can't deny that there are moments of negative words and demoralizing gestures; however, what I value most are the words that strengthen my psychological, emotional, and social well-being. I thank our columnist @damarysvibra for this new initiative she is promoting within our beloved @holos-lotus community. Success. #