Hello friends, I hope you are all doing great!🌻
Today I wanted to share a little bit about a journey I had been longing to take. I want to be able to travel and get to know every corner of my beloved country, and whenever I have the opportunity, I do so. Discovering new places, new people, and new cultures is something I love, and I wish I could do it all the time. This destination still makes me smile every time I remember it, and I think that's the most beautiful thing. It was an improvised route, without GPS or a rigid itinerary, just Google Maps, intuition, and the desire to discover corners of western Venezuela that I had never visited before. We were riding motorcycles, with the wind as our companion and curiosity as our guide. We left from the state of Lara, and after several kilometers on the highway, a sign appeared before us that made us stop immediately: Falcón.
I don't know if it was the excitement of arriving in unfamiliar territory or the beauty of the surroundings, but that moment became a special moment in the trip... We got off the motorcycle, took photos next to the giant letters announcing the entrance to the state, and I felt something inside me open up with enthusiasm. It was as if Falcón was saying to me: Welcome, I have so much to show you.
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A little further on, we found a bar-restaurant with a name that seemed to guide us: “Aquí es” (This is the place), and yes, that was it, ha ha ha. We sat down to refresh ourselves with some cold beers, while the sun caressed our skin and the sea breeze began to envelop us. The place is right on the beach, with tables facing the horizon and a relaxed atmosphere that invites you to linger without rushing. Although they offer delicious seafood dishes, this time we couldn't stay for lunch because we were expected at another nearby location. But the taste of the moment remained etched in our minds, like a promise to return.
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Outside the restaurant, two cartoonish lobsters welcomed us with their chef's hats and exaggerated gestures 😁. It was impossible not to smile. That spot facing the sea, with white umbrellas and the intense blue sky, looked like something out of a tropical postcard. Although we didn't stay for lunch, the place gave us a fun break.
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I couldn't help getting up and walking around a bit; I wanted to get a feel for the place... The blue and green hues of the water looked like they had been painted by hand, and the cool breeze coming in from the sea made me close my eyes for a moment. I took a deep breath and there I was, in Falcón, in a place I didn't know but already felt fond of.
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Further on, we passed a place I had seen so many times in other people's photos: the famous Road to Happiness is a narrow road lined with tall coconut palms that stand guard over the rest... There is something magical about this road. It is not just a route to the state's beaches, it is a declaration of intent: “You are on your way to a happy vacation.” And although we were not exactly going on vacation, that was the spirit of the trip: to give the soul a break, an adventure, a new story.
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| I stayed there for a few minutes, letting the landscape remind me of how simple and beautiful things can be... Falcón welcomed me with joy, and I continued on my way with a heart full of joy. |
Hola amigos, espero se encuentren super bien!🌻
Hoy les quería compartir un poco de una travesía que anhelaba tanto, y es que quiero poder recorre y conocer cada rinconcito de mi amado país, y cada vez que tengo la oportunidad lo hago, conocer nuevos lugares, nuevas personas y culturas es algo que me encanta y quisiera poder hacerlo siempre, este destino aún me hace sonreír cada vez que lo recuerdo y creo que esto es lo mas bonito. Fue una ruta improvisada, sin GPS ni itinerario rígido, solo googe mapa, la intuición y el deseo de descubrir rincones del occidente venezolano que nunca había visitado. Íbamos en motocicletas, con el viento como compañero y la curiosidad como guía, salimos desde el estado Lara y tras varios kilómetros de carretera, apareció ante nosotros un letrero que nos hizo detenernos de inmediato: Falcón.
No sé si fue la emoción de llegar a tierra desconocida o la belleza del entorno, pero ese momento se convirtió en un momento especial en el viaje... Nos bajamos de la moto, tomamos fotos junto a las letras gigantes que anuncian la entrada al estado y yo sentí que algo dentro de mí se abría con entusiasmo, era como si Falcón me dijera: Bienvenida, tengo mucho que mostrarte.
Un poco mas adelante nos encontramos un bar restaurante con un nombre que parecía guiarnos: “Aquí es” y sí, ahí era jejejeje nos sentamos a refrescarnos con unas cervezas frías, mientras el sol acariciaba la piel y la brisa del mar comenzaba a envolvernos. El lugar está justo en la orilla de la playa, con mesas que miran al horizonte y un ambiente relajado que invita a quedarse sin prisa, aunque ofrecen platos deliciosos de frutos del mar esta vez no pudimos quedarnos a almorzar, ya nos esperaban en otro punto cercano. Pero el sabor del momento quedó grabado, como una promesa de volver.
A las afueras del restaurante, dos langostinos caricaturescos nos daban la bienvenida con sus gorros de chef y sus gestos exagerados 😁 era imposible no sonreír. Ese rincón frente al mar, con sombrillas blancas y el azul intenso del cielo, parecía sacado de una postal tropical. Aunque no nos quedamos a almorzar el lugar nos regaló una pausa divertida.
No pude evitar levantarme y caminar un poco, quería sentir el lugar... Los tonos azules y verdes del agua parecían pintados a mano, y la brisa fresca que venía del mar me hizo cerrar los ojos por un instante, respiré profundo y estaba allí, en Falcón, en un lugar que no conocía pero que ya sentía querido.
Más adelante, pasamos por un sitio que había visto tantas veces en fotos ajenas: el famoso Camino a la Felicidad es una carretera angosta, bordeada por altas palmas de coco que se alzan como guardianas del descanso... Ese camino tiene algo mágico, no es solo una vía hacia las playas del estado, es una declaración de intenciones “Estás en camino a unas felices vacaciones” y aunque no íbamos exactamente de vacaciones, el espíritu del viaje era ese: regalarle al alma un respiro, una aventura, una nueva historia.
Me quedé allí unos minutos, dejando que el paisaje me recordara lo simple y lo hermoso... Falcón me recibió con alegría, y yo continúe mi camino con el corazón lleno de alegria.