Hola amigos, espero se encuentren super bien! 🌻

Este último jueves de octubre quiero regalarles mi participación en la sexta edición de la carrera “Por Ellas Corremos 5K”, celebrada el pasado 18 de octubre aqui en Maturín. Este evento no solo fue una carrera, fue una celebración de vida, de lucha, de comunidad y como cada año, me sumé con el corazón abierto y el alma vestida de rosa.



La carrera es organizada por el centro comercial Servimas con el apoyo del grupo Maturín Runners y se ha convertido en un ritual anual que honra la lucha contra el cáncer de mama. Octubre, el mes rosa, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención, el diagnóstico temprano y el acompañamiento emocional. Y esta carrera, que ya va por su sexta edición, es una forma hermosa de transformar esa reflexión en movimiento, en energía compartida, en esperanza que corre.



Este año fue especial, no solo porque participé por tercer año consecutivo, sino porque la carrera se abrió a todos: mujeres y hombres, ver a los caballeros sumarse con respeto y entusiasmo fue muy emocionante, pues el mensaje es claro cuando toca, esta lucha nos toca a todos.


Desde las cinco de la tarde, el centro comercial Servimas se llenó de vida, más de mil personas se dieron cita para correr, caminar, bailar y celebrar. La música en vivo, la animación, las clases especiales post carrera y los espacios de diversión hicieron que el evento fuera mucho más que deportivo: fue una fiesta de solidaridad.





Los patrocinadores estuvieron atentos a cada detalle, desde la hidratación hasta los obsequios, todo fue pensado para que los corredores se sintieran cuidados y lo lograron. La organización superó.






Para mí, correr esos 5 kilómetros fue una mezcla de emociones. Pensé en las mujeres que han enfrentado el cáncer con valentía, en las que ya no están, en las que siguen luchando. Pensé en mi propia salud, en mi cuerpo agradecido por poder moverse, en la importancia de cuidarnos y cuidarnos entre todos. Al cruzar la meta, me invadió una alegría serena. No era solo por haber completado el recorrido, sino por haber sido parte de algo más grande.


Y como buena amante de los detalles, me quedé un rato más, disfrutando de la bailoterapia y de las risas espontáneas. Me lleve a casa una camisa y una medalla, pero también una energía renovada, una inspiración que quiero seguir compartiendo.

Hoy, en este #TBT, celebro esa tarde mágica. Celebro a quienes organizan, a quienes corren, a quienes luchan. Celebro el poder de la comunidad, de la empatía, del movimiento con sentido. Y me comprometo a seguir participando, a seguir contando estas historias que nos recuerdan que correr también puede ser un acto de amor.

Porque cuando corremos por ellas, corremos por todas. Y eso, querida comunidad, es motivo suficiente para seguir adelante.