¿Una mascota en el futuro? Pensamientos entre juegos, infancia y memorias

@esalazar26 · 2025-07-29 22:04 · Holos&Lotus

¡Qué tal todos! Estos últimos días he estado compartiendo más tiempo de juego con mi hijo. Tiene apenas dos años, pero cada día me sorprende con lo rápido que crece, cómo va incorporando nuevas palabras a su vocabulario y cómo se esfuerza por repetir lo que escucha, aunque a veces lo diga con su propia versión fonética. A pesar de que aún no habla con fluidez, ya forma frases simples y reconoce los sonidos de los animales. Le encantan. De hecho, diría que los ama.

Es un niño lleno de energía y ternura. Disfruta mucho jugar con sus carritos, con sus peluches —en especial los de Mickey Mouse—, y con sus pelotas de fútbol. Siempre está corriendo por la casa, explorando, tocándolo todo. Juega con una libertad que hemos procurado cultivar desde el inicio. En casa hemos optado por una crianza sin pantallas, o al menos con una exposición muy limitada. Solo recurrimos a ellas cuando es estrictamente necesario, por ejemplo, si necesitamos limpiar la casa y estamos solos con él. Es difícil hacer todo a la vez y, bueno, a veces una distracción segura es necesaria.

Imagen recreada con ChatGPT

Pero volviendo al tema de los animales... mi hijo tiene una fascinación especial por ellos, especialmente por los perros. Los reconoce, los imita, los busca en los libros ilustrados, en los cuentos, y hasta cuando vamos por la calle. Y aunque aún no lo ha pedido explícitamente, no puedo evitar pensar que en algún momento, más adelante, me pedirá tener una mascota.

Y ahí es donde se cruzan en mí distintas emociones, pensamientos, recuerdos... Por un lado, pienso que sería una experiencia maravillosa para él. Yo mismo crecí rodeado de animales. Tuve perros, gatos, loros e incluso animales de granja. Sé lo valioso que puede ser para un niño establecer ese vínculo con un ser vivo, cuidarlo, quererlo, compartir con él momentos de alegría y también, tarde o temprano, de despedida.

Recuerdo con mucho cariño a mis primeros perros. Cómo envejecieron conmigo, cómo fueron parte de mi infancia, y también cómo fueron partiendo, uno a uno. Son recuerdos que aún me tocan el alma. De niño, me dolió mucho perder a esos compañeros. Y de adulto, confieso que también. Porque sí, mis mascotas fueron amigos, pero más que eso, fueron parte de mi familia. Me escuchaban, me acompañaban en silencio, estaban ahí sin juicio, sin condiciones. Recuerdo hablarles como si me entendieran —y quizá lo hacían, de algún modo—. Era una relación auténtica, pura, sin filtros.

Ahora, mi situación es distinta. Ya no vivo en una casa con patio amplio como cuando era niño. Vivo en un apartamento. Es cierto que el edificio es pet-friendly, pero me cuestiono si sería justo tener una mascota en estas condiciones. Me preocupa pensar en dejar a un perro solo durante el día, sin espacio suficiente para moverse, sin la compañía constante que necesita. Y aunque aún falta tiempo para que mi hijo entre al colegio, cuando lo haga, también él estará fuera gran parte del día. ¿Y qué sentido tendría entonces tener un animal solo para que pase horas esperando?

Claro que también pienso: quizás en unos años cambiemos de lugar, tal vez volvamos a tener una casa con espacio al aire libre. Sería bonito. No quiero cerrarme a esa posibilidad. No me gustaría negarle a mi hijo la oportunidad de tener un compañero animal como lo tuve yo. Que viva esa amistad, que descubra lo que es tener un confidente peludo al que abrazar cuando está triste, con quien jugar sin cansarse, que lo espere al volver del colegio moviendo la cola o ronroneando feliz. Es una experiencia transformadora, de esas que se recuerdan toda la vida.

O quién sabe... tal vez no haya que esperar tanto. Tal vez incluso desde el apartamento podríamos tener una mascota, siempre y cuando podamos brindarle los cuidados, el tiempo y el cariño que se merece. No se trata solo de querer, sino de poder comprometerse de verdad con una vida. Porque eso es: una vida que depende de ti, no un accesorio de infancia.

También me cuestiono si, más allá de lo que pueda querer mi hijo, hay en mí un anhelo no resuelto. ¿Será que en el fondo soy yo quien desea volver a tener una mascota? ¿Que extraño esa conexión, esa compañía que no se puede explicar del todo con palabras? Quizás estoy proyectando mis propios recuerdos en el futuro de mi hijo. No lo sé.

Lo que sí sé es que si llega ese momento, si alguna vez en los años venideros él me mira a los ojos y me dice con ilusión que quiere tener un perrito, o un gatito, haré todo lo posible por no responder desde la razón, sino desde el corazón y la responsabilidad. Porque tener una mascota no es solo cumplir un deseo, es asumir un compromiso de amor, de cuidado, de presencia.

Y también sé que, si llega ese compañero peludo, no solo alegrará nuestras vidas... probablemente también destruirá algunas cosas de la casa, morderá calcetines, tal vez rompa una planta o dos. Pero eso es parte del juego, de la vida compartida. De los recuerdos que se están construyendo.

Gracias por leerme. Es bonito poder compartir estas reflexiones con ustedes.

#hive-131951 #pets #vidapersonal #life #spanish #reflexion #reflections #ecency #hispapro #qurator
Payout: 0.000 HBD
Votes: 55
More interactions (upvote, reblog, reply) coming soon.