Resulta que buscando unas cosas en el closet encontré unas fotos y, dentro de esas, estaba esta, en la que aparecen mis dos hijos, acompañados por dos de sus primas.  Esa foto fue tomada en 1995 y fue previa a una salida, para un cumpleaños de otro familiar de mis hijos, y tomé la foto porque los niños estaban contentos por ir para el cumpleaños y por un suceso gracioso que ocurrió en ese momento. Resulta que, cuando iba para el cuarto para vestirme, me topé con una rana y pegué un grito que mis dos niños pensaron que me había pasado algo. Pero, cuando me vieron y les conté lo que me pasó, se comenzaron a reír, aunque, estaban asustados porque yo estaba más pálida que la propia rana. Oliver me pidió encarecidamente que les tomara una fotografía para tenerla de recuerdo. En realidad, yo no quería tomarla porque no estaba en condiciones de tomar ninguna fotografía y el susto que pasé me impedía sonreír. ¿Pero, qué madre es capaz de negarse a una petición de su hijo? Me alegra que Oliver me haya pedido la foto y que yo haya accedido a su petición porque hoy puedo disfrutar de ese momento y recordar la inocencia, la belleza y la gracia infantil de mis dos hijos. Este sábado les envié la foto a mis dos hijos que, actualmente, no viven conmigo. Fue muy difícil que Daniel, el más chiquito de los dos, se acordara de la foto y del suceso. Pero, Oliver, recordaba bien esta foto y todo lo que sucedió en torno a su publicación. Otro elemento de mis lágrimas por la foto fue recordar que en ese momento era una mujer muy feliz porque, entre otras cosas, tenía a mis dos hijos conmigo y cuidaba de su salud y bienestar. Hace 30 años de esta foto, pero el recuerdo de mis hijos sigue latente, inmaculado, intacto. Esta es mi entrada al concurso una foto una historia de esas. Créditos: La foto es de mi propiedad. Utilicé el traductor DeepL Translate.
Hola a todos los miembros de la comunidad. Nuevamente, llego por acá para dejar una foto que me ha sacado las lágrimas por la nostalgia y la alegría de ese momento.