La inquietud del ser me mantiene haciendo collages impulsivamente. Como si mi vida dependiera de ello. Como si necesitara gritar a través de la imagen la fusión de mis sentidos, la intangibilidad del alma y los misterios del inconsciente. De a poco estoy volviendo a conquistar el color y la luz, sin embargo, aún me encuentro nadando en entre ilustraciones que se difuminan en escalas de grises, que a su vez representan periodos oscuros de vida. Inicialmente, intenté resistirme ante el brote de las incesable llamado visual del blanco y el negro que me han hecho pasar noches en vela. Pero sucumbí. Me envolví en mí, me concilié con la idea y accedí a descolorearme. Como resultado, he logrado me he encontrado con hechos muy interesantes.
Hoy estoy compartiendo con ustedes tres de los últimos collages analógicos que he hecho (con revistas, papel, tijeras y pega). No estoy segura de cuánto tiempo me tardará volver a hacer collages más vivos, pero mientras tanto, dejaré actualizaciones por acá de cómo me va durante este periodo en blanco y negro.
La guerra está declarada
Sed
Nuevo comenzar
Gracias por tocar y ver