Encuentros afortunados y pequeños tesoros[Es-En] Lucky encounters and little treasures

 Ayer logré capturar el paso del tren en toda su longitud durante mi paseo vespertino. Una ruta cotidiana, pero agradable, que solo tiene una ligera incomodidad. A la hora de pasar al otro lado de la vía, hay que elegir entre los muchos puentes o el túnel, pero hoy nos quedaremos de este lado.  El trazado de las calles no coincide con el de las vías, dejando espacios considerables que se convirtieron en pequeños parques, algunos más grandes, pero a lo largo, que llaman plazas de proximidad.  Lugares de esparcimiento para todas las edades, incluyen bancas para sentarse, mesas, espacios deportivos y juegos infantiles. Pero este en particular, incluye un galpón que la red ferroviaria cedió a una fundación cultural.  La fundación Biro de los descendientes de Ladislao Biro, inventor de birome (bolígrafo) que lo convirtieron en biblioteca pública, dándole un espacio de encuentro a los libros con los lectores.  Ayer tarde entre a las instalaciones y luego de solicitar permiso, hice algunas tomas del interior, pero mi relación con la biblioteca comenzó hace algún tiempo, pero en la parte exterior, junto a la puerta.  Un día al pasar, advertí la mesa con libros y no me resistí a ver cuáles, uno bastante viejito, me llamo la atención y hojeándolo con cuidado, pensé que debería leerlo, mientras advertía el discreto letrero pegado a la mesa.  Ante tan generosa y explicita invitación, simplemente alce el libro con un gesto de saludo hacia el interior de biblioteca y me lo guarde en el bolsillo de la chaqueta. Ya son tres los ejemplares adoptados, de los que seguro les contaré después de terminar de leerlos. Un novelista traducido, un dramaturgo porteño y un nobel español. Me parecieron unas dignas e interesantes adquisiciones, para quien no tiene reparo en llevarse un cajón (guacal) de la esquina, aunque me llamen ciruja. Otro tema interesante para desarrollar. Otro día les cuento como sin querer, queriendo me hice de dos mesas ratonas, y aunque recibí alguna crítica, ahora las ven con simpatía.  Volviendo a la biblioteca, les dejo unas panorámicas del espacio sencillo y acogedor, planeado para capturar la atención de los pequeños lectores junto a los de todas las edades.  El rincón infantil, con mesas hexagonales propicias para una lectura compartida.  Cuando me disponía a retirarme, sonreí al leer esta frase tan oportuna sobre la pared. Siendo tan grandes letras, tendrán que leerlas en las siguientes tres imágenes.    Frente a la biblioteca, un espacio seguro para el esparcimiento de los más pequeños, donde ejercitarse y socializar al tiempo que queman energía y crecen.  Solo falta hacer la traducción al inglés, y encontrar un título atrayente para esta crónica del cotidiano vivir aquí en medio de Buenos Aires, la ciudad generosa y amable. > Las imagenes fueron tomadas por mi, con el viejo Motorola, y algunas ligeramente recortadas por estetica. # Lucky encounters and little treasures  Yesterday I managed to capture the train's entire path during my afternoon walk. A routine but pleasant route, with only a slight inconvenience. When it comes to crossing to the other side of the tracks, you have to choose between the many bridges or the tunnel, but today we'll stay on this side.  The layout of the streets doesn't match that of the tracks, leaving considerable spaces that have been converted into small parks, some larger, but along the length, which are called neighborhood plazas.  Recreational areas for all ages include benches, tables, sports areas, and children's games. But this one in particular includes a warehouse that the railway network donated to a cultural foundation.  The Biro Foundation, run by the descendants of Ladislaus Biro, inventor of the birome (ballpoint pen), converted it into a public library, providing a meeting place for books and readers.  Yesterday afternoon I entered the facilities and, after requesting permission, took some photos of the interior. My relationship with the library began some time ago, but on the outside, next to the door.  One day as I was passing by, I noticed the table of books and couldn't resist seeing which one caught my eye. A rather old one caught my eye. As I carefully flipped through it, I thought I should read it, while noticing the discreet sign attached to the table.  Faced with such a generous and explicit invitation, I simply raised the book with a nod toward the interior of the library and put it in my jacket pocket. That makes three copies I've adopted, which I'm sure I'll tell you about after I've finished reading. A translated novelist, a Buenos Aires playwright, and a Spanish Nobel Prize winner. I thought they were worthy and interesting acquisitions, for someone who has no qualms about taking a crate (crate) from the corner, even if they call me a scoundrel. Another interesting topic to develop. Another day I'll tell you how I accidentally acquired two coffee tables, and although I received some criticism, they are now viewed favorably.  Back at the library, here are some panoramic views of the simple and welcoming space, designed to capture the attention of young readers and those of all ages.  The children's corner, with hexagonal tables conducive to shared reading.  As I was about to leave, I smiled when I read this timely phrase on the wall. Because the letters are so large, you'll have to read them in the next three images. [THE ONE WHO READS A LOT] [AND WALK A LOT, GO] [, SEE A LOT AND KNOW A LOT] In front of the library, a safe space for children to relax, exercise, and socialize while burning energy and growing.  All that's left is to translate it into English and find a catchy title for this chronicle of everyday life here in the middle of Buenos Aires, the generous and kind city. > The images were taken by me, with my old Motorola, and some have been slightly cropped for aesthetic reasons.